Devoción

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— ... Bakugo — contestó el teléfono.

— Por eso te marco a este número, bro, así me contestas como una persona normal — dijo Eijiro entre risas.

— ¿Que quieres idiota? Estoy ocupado — contestó con un gruñido poniendo los ojos en blanco.

— Dos cosas, la primera... si fuera tú no me acercaría mucho a Denki estos días — se rió — me llamo diciendo que volvio de comprar las cosas para la fiesta de Arashi y tu sobrino eligió un disfraz de Dinamygth — explicó sin parar de reír — ya podrás imaginarte lo "feliz" que está mi rayito — casi se carcajeo.

— No es mi culpa que el enano tenga buen gusto — contestó con apenas una sonrisa.

— ¡Ja! Si, claro — se burló y enseguida soltó un suspiro pesado — La segunda... ¿Cómo está? — preguntó bajando la voz.

— Dice que feliz y emocionado por la fiesta, pero sus ojos y su aroma me dicen lo que en realidad piensa... — dijo con un suspiro.

— Si, lo sé, no es el mejor momento, sobre todo después de saber lo de Ochako — dijo pensativo.

— Después de que la cara redonda nos diera la buena noticia Deku sonrió feliz y alegre, la felicitó y dijo que ya quería saber el sexo para comenzar con los preparativos y los regalos... Pero sé que sigue pensando que todos estan nadando en cachorros menos nosotros, lo intenta pero no puede ocultarmelo — suspiró.

— ¿Sigue pensando que es su culpa? —

— No exactamente, Recovery nos dijo que todo estaba jodidamente bien y en orden, sin embargo cree que la razón es su quirk... Que sería casi lo mismo — gruño.

— Entiendo... Bueno, de hecho no mucho — se rió suavemente — Solo deben darle tiempo, sé que ya han pasado unos años, pero cuando menos lo esperen estarán sufriendo con los interminables cambios de pañal y los llantos a media noche — se rió más fuerte — te lo aseguro, no deben preocuparse — sonrió con un tono tranquilo y claramente reconfortante.

— Eso dicelo a Deku, tarado — le gruño.

— Ya lo hice, pero no solo él está sufriendo por esto — contestó con una sonrisa.

— Como digas idiota — bufó molesto pero aún así no pudo evitar sonreir — Y ya deja de joder, debo llegar a casa y subirle el ánimo a mi Deku llorón — gruño.

— ¡Genial! ¿Y que harás? — preguntó inocentemente.

— ¿En serio quierés saber, idiota pervertido? — contestó con una carcajada.

— Olvídalo imbécil, aún recuerdo lo que es vivir con ustedes — dijo tratando de bloquear ciertos recuerdos — ¡Me voy, y recuerda lo que planeamos para mi cachorrito, cuento contigo! — se despidió.

— ¡Si si idiota ya lo sé! — gruño terminando la llamada.

Guardo el teléfono y siguió caminando hasta que encontró lo que buscaba, un vino dulce y afrutado que era el favorito de su peliverde. Había decidido dejar a Ochako al frente de la agencia por ese día, quería sorprender a Izuku con algo que le subiera el ánimo y se decidió a pasar por algo para beber y unas fresas cubiertas de chocolate que, sabía, hacían ronronear al Omega.

Apenas se había estacionado frente a su hogar cuando notó una ráfaga verde correr sobre los tejados, de inmediato reconoció a Izuku y esperó en la puerta a que llegara. Era el día de descanso del peliverde y pensó que lo encontraría aún dormido o en su habitación. Hubiera querido sorprenderlo, pero eso era mejor que nada.

— ¿Kacchan? ¿Q-que haces aquí tan temprano? — balbuceo nervioso en cuanto llego con un brinco a la puerta.

— También estoy feliz de verte más temprano Deku — dijo con sarcasmo y una ceja levantada.

DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora