Desahogo

1.4K 126 90
                                    

— ¡¡Izuku!! — gritó levantándose de golpe.

Tenía el cuerpo cubierto de sudor y respiraba agitado, se llevó la mano al pecho sintiendo su corazón saltar sin control golpeando contra sus costillas y la cabeza darle vueltas levemente.

Parpadeo mirando a todos lados, la habitación estaba en completa oscuridad, solo la luz que se colaba por la ventana le ayudaba a distinguir los muebles y la cama.

De prisa se giro a su costado, asegurándose de que seguía a su lado. Suspiro con alivio al ver el rostro tranquilo del peliverde que respiraba lento y tranquilo, durmiendo boca abajo y cubierto con la sábana hasta la cintura.

Respiro hondo y acarició sus rizos alborotados continuando a su espalda nivea y suave salpicada de pecas. Se tallo los ojos y miro al rededor reconociendo su habitación, la ropa seguía en el piso donde la habían arrojado hacia unas horas y el edredón que debería cubrirlos colgaba a un lado de la cama. Sonrió recordando que habían quedado tan agotados que solo alcanzó a cubrirlos con la sabana antes de caer profundamente dormido.

Su corazón se calmo poco a poco y relajo sus hombros sintiendo la tensión y el dolor en sus manos por haber tenido los puños apretados con fuerza.

— ¿Otra pesadilla? — escuchó la suave voz adormilada y el toque en su mano, acariciándolo con cariño.

— Si, la misma, lo siento si te desperté, vuelve a dormir — susurro acariciando los suaves risos verdes.

— No, está bien, dime qué pasó — dijo sentandose a su lado tallando sus ojos.

— Te alejaba de mi... — murmuró con un suspiro — te llevaba alejos y no podía verte, ni tocarte... Sabía que no volverías... Te llevo con él — dijo tallando su rostro con ambas manos.

— Shhh, tranquilo, estoy aqui y no me ire a ningún sitio, lo sabes — susurro pegándose a su costado, entrelazando sus brazos y recargando la cabeza en su hombro.

— Parecía tan real... Ese maldito bastardo... — dijo apretando los dientes con fuerza.

— Recuerda lo que dijo la doctora Shuzenji, él no puede lastimarnos y yo jamás me alejare de ti — dijo apretando su mano.

— Lo sé, es solo que los sueños son tan reales — dijo con un suspiro pesado — en verdad siento que llegara y te alejara de mi para siempre — dijo besando la frente del peliverde que sonrió con las caricias.

— Ya basta — susurro con cariño — recuerda, debes concentrarte y repetir lo que te dijo la doctora — dijo tomando su mano y con la otra tomó su mentón, girandolo con cariño para que lo mirara a los ojos.

— Claro... Él solo es un invento de mi mente — dijo con una leve sonrisa mirando los hermosos ojos verdes de su Omega — Solo es el rostro que le dí a mi inseguridad — continúo respirando hondo, tomando todo el aire que podía.

— Exacto, tranquilo, no debes sentirte así, jamás me alejare de ti, te amo como a nadie en el mundo — susurro el pecoso con su melodiosa voz — Y está es la mejor forma en la que te lo puedo demostrar — dijo tomando su mano y poniéndola sobre su apenas abultado vientre — ¿Lo sientes? Es nuestro y es lo más hermoso del mundo, nuestro cachorro — dijo sonriendo con ternura acaricando la mano sobre su vientre.

— Si, tienes razón, es lo más hermoso del mundo — respondió sonriendo grande.

— Recuerda, Katsuki Bakugo no existe y jamás existirá, tranquilo Dabi — dijo levantándose y sentandose sobre las piernas del bicolor, rodeandolo con las suyas para quedar de frente.

— Si, lo sé, solo fue un mal sueño, se que me amas y que estarás siempre conmigo, lo lamento Izuku, es que te amo tanto — dijo abrazandolo con fuerza, pegando el pequeño cuerpo a su pecho, aspirando el aroma de su cuello.

DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora