Destino

1.5K 135 80
                                    

- ¡Nisiquiera lo pienses! - gruño Izuku poniéndose al frente de Denki y Eijiro, que aún no despertaba.

- ¡Esto no es asunto tuyo Omega! -gruño el pelimorado mirándolo con furia - ¡¡Apartate!! - rugio con una mueca amenazante mostrándole los colmillos.

- ¡No! - le rugio el peliverde de regreso, rodeandose de su poder destellando y mirándolo fijamente - ¡Los vas a tocar sobre mi cadáver! - gruño apretando los puños.

- ¡Bien! - respondió con la voz ronca, lanzando las cintas que lo rodeaban hacia Izuku que se preparo para recibirlas, listo para defender a sus amigos como fuera.

Pero nisiquiera estuvieron cerca de llegar a él. Katsuki salto tomándolas y enrollandolas en su brazo, sujetandolas con fuerza, poniéndose entre Shinso e Izuku que lo miro con los ojos abiertos al máximo, había sido rápido, demasiado, tanto que solo supo que se había movido cuando lo vio frente a él.

- ¡¡No te atrevas a siquiera pensar en tocarlo imbécil!! - le rugio al pelimorado con la voz ronca y la mirada encendida.

- ¡Esto tampoco es tu asunto, Alfa! - gritó mirando al cenizo fijamente - ¡Alejate y aleja a tu Omega! Esto es entre ellos y yo, lo sabes... - murmuró con los dientes apretados y la voz profunda encorvandose y mostrando las garras que sobresalian de sus dedos, estaba a punto de estallar.

Katsuki lo miro y analizo rápidamente, no parecía él mismo, su mirada estaba oscura y apagada, pero el gesto de rabia parecía tallado en su rostro. Era claro que su Alfa había emergido furioso, dispuesto a todo para obtener lo que deseaba y sabía que no se detendría.

- ¡Alejate! ¡Voy a reclamar lo que me pertenece, es mi derecho! ¡Soy su Alfa... Él es mi Omega... Así que no interfieran! - gruño tomando una postura de ataque cambiando miradas entre los ojos verdes y escarlata, preparándose para luchar por su derecho.

Katsuki soltó un bufido de fastidio y relajo la postura soltando las cintas que volvieron de inmediato a rodear al pelimorado. Izuku lo vio bajar la guardia y se asustó y enojó por igual... ¿De verdad lo iba a permitir? ¿En verdad no haría nada por defender a su amigo? ¿Dejaría que lastimara a su cachorro cuando era claro que Denki lo estaba defendiendo?

Soltó un jadeo y los ojos le picaron formando gruesas lágrimas en las comisuras, sintiendo lo que jamás pensó que sentiría por su Alfa... Estaba decepcionado... Pero él no lo permitiría, no importaba la decisión que Katsuki hubiera tomado, él no se alejaría, no permitiría que los lastimara. Se tallo los ojos con una mano sin cambiar la posición de defensa, decidido a atacar en cuanto Shinso se moviera.

- Es cierto, el derecho de los destinados es tomar lo que les pertenece, y nadie puede interferir con eso - dijo Katsuki con la voz ronca y sería, cruzando sus brazos - Es algo tan poderoso que lo demás deja de importar por completo, te ciega y olvidas todo, absolutamente todo, por eso rompe vínculos, separa amantes y destruye familias... - dijo con la voz profunda - Y es por eso que sé que ustedes no lo son - dijo firme y fuerte.

- ¿Que? - murmuraron todos los presentes mirando al cenizo sin entender.

- ¡Ja! ¡¿Crees que eso va a funcionar, Alfa?! ¡No importa lo que digas, ambos sabemos lo que sentimos!... - gruño Shinso mirando al cenizo con el ceño fruncido y mostrándole los colmillos.

- No te engañes imbécil, lo sabes, quizá sean, no sé, noventa y siete por ciento compatibles o incluso más, pero solo eso - dijo con una sonrisa de lado.

Izuku lo miro con el ceño fruncido, analizando lo que decía, eso tenía sentido, de hecho explicaba todo. Eran raros los casos de compatibilidad tan alta, la mayoría solo eran un ochenta u ochenta y cinco por ciento compatibles, cuando los niveles de compatibilidad superaban el noventa por ciento la conección era inmediata y profunda, la suficiente para que pudiera confundirse con un destinado, lo que los diferenciaba era lo mucho que los cegaba el aroma del otro, olvidando e ignorando su entorno, además la más clara y rotunda prueba era el celo, nunca ningún destinado se podia resistir a su otra mitad.

DOMINANTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora