DOMINANTE

Herencia

Respiró hondo mientras se giraba y volvía a dar los cuatro pasos que cubrían el largo de la pequeña habitación, está vez llevándose un pulgar a la boca y mordizqueandolo nervioso.

Se rindió y se dejó caer al suelo sentandose y abrazando sus rodillas. Suspiró de nuevo y recordó con una sonrisa el día que salieron de la habitación despues del celo de Katsuki...

La casa estaba vacía, lo que les sorprendió, sabían que alguien les había estado llevando comida y agua. Y en cuanto abrieron la puerta para ir a la agencia se encontraron de frente con Ochako que estaba por entrar.

La castaña les explicó que Eijiro y Denki le habían pedido que les llevará comida ya que sus feromonas estaban tan fuera de control que hacían imposible que cualquiera las soportará. Eijiro nisiquiera había podido acercarce a la puerta de la casa y Denki se sintio mareado y con malestar, así se dieron cuenta de lo que pasaba. Llamaron a la agencia informándole de inmediato a Yagi que solo gruño con fastidio, pero sabía que no podían hacer nada al respecto.

Querian cuidarlos pero se les hizo imposible acercarse y no querían dejar que cualquier persona estuviera a su alrededor. Sabían que solo un beta o alguien dominante podría soportarlo asi que llamaron a la única en quien confiaban para eso.

Ochako había aceptado aunque Toga le había hecho un pequeño berrinche el primer día al percibir las feromonas a su alrededor. Después de eso se encargó de desaparecer el rastro antes de regresar con su Alfa.

Izuku le agradeció encarecidamente abrazándola con fuerza y Katsuki solo le dió una palmada en la cabeza diciéndole que gracias a eso habia evitado que Izuku muriera de inanición así que le debía una.
La castaña sonrió con dulzura al verlos tan felices, ya habían pasado por mucho y se merecían esos momentos de dicha...

Soltó un bufido divertido al recordar esos días, sin embargo volvio al semblante pensativo de inmediato. Suspiró levantando la mirada y estiró el cuello hacia el estante a su lado... Aún no.

— ¿Si recuerdas que este pequeñín estruja mi vejiga como si fuera una pelota antiestres, verdad? — escuchó la voz de Denki al otro lado de la puerta después de un par de golpecitos.

— Si, lo siento — respondió levantándose y abrió con la disculpa escrita en el rostro.

— Siento que voy a explotar... Pero no en este momento — guiño un ojo sonriendo grande — lo siento, solo quería que salieras y dejaras de torturarte solo — dijo dándole un par de palmaditas en la cabeza — ¿Y bien? — pregunto mientras acariciaba su ya enorme estómago de ocho meses.

— Aún faltan dos minutos — contesto desviando la mirada.

— Izu... — susurro el rubio mirándolo con comprensión — debes relajarte — murmuró continuando con las palmaditas.

— Es que no lo entiendo, debería tener mil síntomas, pero nada... estaba seguro, ¿Entonces?... — dijo con la mirada baja apretando su brazo con fuerza.

— Si no es así, entonces está bien, aún tienen mucho tiempo para pasar por esto — dijo señalando su prominente vientre con una sonrisa.

Izuku le sonrió y suspiro hondo, agradecía en el alma que Denki estuviera ahí con él y que siempre tratara de hacerlo sentir mejor, aunque no estaba seguro de que en esos momentos algo lo hiciera sentir tranquilo.

— Querías un par de minutos y ya fueron tres — señaló Denki mostrándole la pantalla de su teléfono.

El peliverde se tenso y apretó aún más su brazo, sin embargo inhaló profundo y se dió la vuelta estirando la mano y tomando la pequeña caja que descansaba en el estante a su espalda.