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Sacar a Huaisang del shock fue una tarea difícil, más bien imposible. Las imágenes de todo consumían su mente, su hermano enfurecido sin poder reconocerlo, sus pupilas dilatadas oscuras y desorientadas, incluso sus dientes parecían más afilados de lo que naturalmente eran, con rugidos incoherentes y salvajes ataques Nie Mingjue había perdido el control.
Su mente lo torturaba una y otra vez, dos momentos crudos golpeándolo tan duramente que su cabeza palpitaba, "lo siento" el líder Jiang había dicho cuando pensó que su hermano por fin lo había reconocido solo para darse cuenta que nunca fue así.
Después de eso había dejado de escuchar y de ver cualquier cosa a su alrededor, al principio no apartó la vista del cuerpo inerte de su hermano, que permanecía con los ojos abiertos hasta que el Líder Lan los cerró, Huaisang aún siente el asco en la boca de su estómago, el llanto amargo en su garganta y el repudio en sus hombros de todas las personas que quisieron consolarlo por pura diplomacia, no, el no necesitaba su hipocresía, él lo único que quería era... A su Da-Ge.
Las burbujas en sus estómago, la sensación caliente en sus venas fueron inevitables, la ira y el rencor dominandolo. ¡¿Por qué?! Quiso gritar, ¿Por qué le pasaba esto a él? Mirando un punto fijo en el suelo, las lágrimas nublando su vista, sentía su cuerpo temblar, pero aún más sentía el asco de los brazos a su alrededor, ¡Todos ellos eran culpables! los había visto, rostros asustados, cobardes miserables habían huido en lugar de ayudar. Era inevitable, su parte más primitiva simplemente destilaba odio, a todos y cada uno de los que estaban ahí en ese momento, el lugar, sus expresiones, como si no fuera su hermano, como si fuera un monstruo cualquiera.
Pero solo los sollozos abandonaron su boca, ninguna palabra, insulto o reclamo fue dicho, ¿De qué servía? Cuando volvió a levantar la vista el número de gente se había triplicado ¿Dónde estaban hace un momento? ¿Por qué solo servían para lucrar con su dolor? Su llanto solo aumentó, desgarrando sus cuerdas bucales, sintiendo el agarre del Jin apretarse en su espalda, escuchaba como le hablaban pero simplemente no entendía que decían, sus oídos tenían un zumbido permanente, su cabeza palpitaba dolorosamente por el llanto, sentía como todos a su alrededor empezaron a tomarlo con delicadeza guiandolo a un carruaje en dónde al parecer lo esperaban los pocos discípulos que lo habían seguido.
Se dejó guiar, no tenían fuerzas o ganas de contradecir aún con la mente perdida y las fuerzas abandonando su cuerpo solo subió, al dar marcha nadie dijo más, iba solo en la cabina del carruaje viendo por la ventana, su corazón hundido y sus manos apretando dolorosamente su abanico hecho casi añicos.
...
Entrar a la secta no fue fácil, una pequeña comitiva haciendo el menor ruido posible, con la cabeza gacha y evitando las miradas plagadas de duda de sus compañeros. ¿Qué había pasado?
Cuando vieron descender solo a su segundo amo pensaron lo peor, ¿Dónde estaba el líder de secta?
Huaisang camino de manera mecánica al frente de la formación, sin control sobre sus movimientos encamino a todos al salón ancestral los murmullos fueron inevitables, las suposiciones y sorpresas. No presto atención a ninguno, lo único que logró sacarlo brevemente de su ensoñación fueron las gotas frías que chocaron contra su demacrado rostro, miró levemente al cielo, parecía tan triste como él se sentía y al mismo tiempo tan vacío, las nubes amontonadas parecían una sola, la oscuridad opacando cualquier astivo de luz que quisiera filtrarse, de todas formas la noche también caería.
No le importo mojarse, siguió su camino, al estar fuera no pudo más que ver las grandes puertas, no venía a este lugar más que para ser castigado por su hermano, y hoy estaba aquí por cuenta propia un motivo aterrador, uno que se negaba a aceptar.
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Decisiones de Hermanos
FanfictionEn el interior del cuarto de Wei Wuxian en los Túmulos Funerarios, mejor conocido como la Cueva del Demonio se podían escuchar los gritos de un estresado Jiang Cheng. - ¡Porque si sigues haciendo esto no voy a poder protegerte! - ¡Entonces no lo hag...