Decisiones de Hermanos

Camino Qiongqi

¿Recuerdan que dije que las cosas se iban a poner feas?
Bueno....

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Todo iba bien, la guerra había terminado y las cosas en la secta iban mejorando poco a poco.

Hasta que ese día llegó, la junta de discusión que se llevó a cabo en la Torre Koi, dónde solo Jiang Cheng había asistió, Wei Wuxian entró creando un espectáculo para preguntar sobre los remanentes Wen y discutir con el primo de Jin  Zixuan, el engreído Jin Zixun terminando en una discusión directa con Jin Guashang, quien no dudo en recriminarle y exigirle el amuleto del tigre estigio que usó para eliminar a los Wen en la campaña para derribar al sol.

Por órdenes de Jiang Cheng, Wei Wuxian no podía entrar a la reunión, sabía que nadie de ahí aprobaba su nueva forma de cultivo, pero cuando Wen Qing lo buscó y se enteró de lo que ese desgraciado de Jin Zixun había hecho, no dudó en entrar incluso si era echado o reprendido, no se iría sin saber en donde tenían a su amigo.

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Jiang Cheng había insistido en que Yanli no fuera con él, que era mejor que ella se quedará a cargo de la secta mientras él no estaba, pero las noticias viajan rápido y más si estas son esparcidas con malas intenciones, cuando escuchó que su A-Xian había hecho un escándalo en Torre Koi seguido de que el Líder de Secta Jin había dicho que A-Cheng no era un buen líder de secta por no poder controlar a su discípulo, Yanli no dudó en dejar a sus discípulos más capaces al mando de manera temporal, en lo que ella partía a Qiongqi dónde se dirigía su hermano o eso era lo que decía la carta que recibió de una chica de la secta Jin.

Había ido sola y seguramente si Jiang Cheng se enteraba iba a gritarle a los discípulos por no cuidar de ella, pero ¿Qué más podía hacer? Necesitaba saber qué estaba pasando.

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En cuanto Wei Wuxian supo la ubicación, se fue lo más rápido posible. Mientras más tiempo pasaba, las posibilidades de encontrar a Wen Ning con vida eran más bajas.

— Wen Qing quédate aqui, traeré a tu hermano de regreso, lo prometo.

— No, necesito ir y saber que está bien, si todos están bien. Nunca debí dejarlos, no debí apartarme de ellos —repetía una y otra vez desesperada.

Cuando llegaron, la lluvia caía cada vez con más intensidad y en medio de la oscuridad, pudieron ver una figura encorvada con un bulto en su espalda cargando una bandera de la secta Jin.

— ¡Abuela, abuela! —gritó Wen Qing mientras corría hacia la figura— ¿Qué pasó?, ¿Dónde están todos?, ¿Dónde está A-Ning?

La abuela estaba cansada y aturdida por la lluvia, no distinguía bien, pero cuando reconoció a Wen Qing, solo pudo señalar el valle atrás de ella

Entonces, ambos se dirigieron a dónde la abuela señaló, al llegar los guardias no dejaban pasar a Wen Qing, pero con una mirada de Wei Wuxian se apartaron, él solo podía ser espectador mientras Wen Qing preguntaba a cada persona que se encontraba.

— A-Ning, ¿Dónde está A-Ning?, ¿En dónde están las personas que Jin Zixun mandó aquí? A-Ning es uno de ellos, es mi hermano —urgía Wen Qing a los guardias que se habían detenido a sus caballos para ver el espectáculo.

Uno se adelantó al resto y contestó. — Señorita, toda la gente está aquí, pero algunos se escapan o algunas otras sectas vienen por ellos.

— ¡No, no la abuela y el tío cuarto, todos están aquí, él no se iría sin ellos! —gritó desesperada.