La opresión en mi garganta era constante, el aire se tornaba denso en mis fosas nasales y el intenso dolor de cabeza apenas me permitía vislumbrar.No logro precisar con exactitud cuánto tiempo ha transcurrido desde la pérdida de mi padre, puede que haya sido una semana, quizás dos, o tal vez una eternidad. Me encuentro recluida en mi habitación la mayor parte del tiempo, sumergida en un abrumador pesar.
He regresado a nuestro hogar tras un largo período sin visitarlo y me embarga un profundo arrepentimiento. Me atormenta sin cesar no haberle dado ese último beso ni haberle arrancado esa última carcajada.
Necesitaba tanto saber si al menos fue feliz en los últimos días de su vida. Eso es algo que desconozco, demasiado preocupada por mi universidad, por mí misma, por todos, excepto la única persona que realmente lo merecía. La única persona a la que realmente le importaba.
Decir que me dolía era insuficiente. El dolor quemaba, me consumía, me asfixiaba lentamente, tortuosamente, sin piedad. Lo merecía, merecía este dolor por ser una mala hija. Porque ya no me verá alcanzar mis sueños, porque no estará aquí en los mejores días de mi vida. Y eso me destroza, porque él ya no existe ni existirá.
Vago por los alrededores de la casa. Mis pies descalzos se enfrentan al mármol. Hace mucho frío ahí fuera, está lloviendo intensamente. Hoy es uno de esos días perfectos para no salir de casa, para leer un buen libro y también para llorar. Todo depende de cuánta mierda sienta en mi interior.
Perder a mi padre ha sido una experiencia que me ha sumido en un profundo dolor. No hay palabras suficientes que puedan describir la magnitud del vacío que siento en mi corazón desde que se fue. Cada día se convierte en un desafío para sobrellevar esta pérdida, y a veces me resulta casi insoportable.
La simple idea de que ya no puedo escuchar su risa contagiosa, ni sentir su amoroso abrazo, me duele en lo más profundo de mi ser. Me lamento constantemente por todas las cosas que no pude decirle, todos los momentos que no pude compartir con él.
Es difícil enfrentarme a la realidad de que él no estará presente en los momentos importantes de mi vida. No podré escuchar sus sabios consejos cuando más los necesite. El dolor de su ausencia me hace sentir como si una parte de mí se hubiera ido con él.
La tristeza se convierte en compañera constante. A veces me encuentro llorando sin razón aparente, recordando los momentos felices que compartimos juntos. Extraño su presencia y el amor incondicional que siempre me brindaba.
Pero también sé que debo encontrar una manera de seguir adelante. Aunque el dolor persista, sé que él querría que encontrara la felicidad en mi vida.
Aunque la pérdida de mi padre siempre estará ahí, sé que debo aprender a vivir con ella. Intento recordar los momentos felices y valiosos que compartimos, y encuentro consuelo en las lecciones de vida que me dejó.
Perder a mi padre ha sido una herida profunda que lleva tiempo sanar, pero estoy determinada a encontrar la fuerza para seguir adelante. En su recuerdo, trato de ser la persona fuerte y valiente que él siempre vio en mí.
Camino en el pasillo de el segundo piso, la alfombra mullida hace que mis pies se calienten de nuevo, ando ensimismada hasta que me percato del lugar donde estoy.
Su despacho
El lugar en el que tantas veces discutimos. Aquí le dije que me quería ir a vivir sola al cumplir dieciocho años. Maldita estúpida. De haber sabido que que dos años después no lo volvería a ver jamás hubiese tomado semejante decisión.
El lugar sigue igual a como el lo dejó. Organizado y limpio como siempre. La mesa de cedro que millones de veces pinte y llené de pegatinas ahora me ve la cara , al parecer todo a mi alrededor me reprocha lo mal que hice las cosas.
Observo el portaretratos , somos él y yo en nuestro viaje a Florida. Ese fin de semana fue maravilloso, recuerdo como si fuese ayer el sentimiento absoluto de felicidad que nos albergaba, era indescriptible.
Lo tomé entre mis brazos, estos temblaban. La abracé , como me gustaría hacerlo con mi padre, como sé que nunca más lo podré hacer.
Las últimas palabras antes de que este cerrara sus ojos .......
El sonido de un relámpago me sobresalta y dejo caer el cuadro haciéndose añicos al impactar al suelo.
De forma inmediata recogí los pedazos de vidrio como pude. Saque la foto del desastre que armé mientras intentaba no lastimarme.
¿Podría algo dolerme más?
Lo dudo
Pero de ser así, no quiero experimentar ese dolor, prefiero morir antes de volver a sentir el estrujon de mi corazón permanente.
Me siento tan sola, tan completamente sola en esta vida. Siendo honesta, a veces me parece que esto no es vivir, es más bien una existencia deformada cuyo único propósito parece ser aumentar la estadística de población en el país, y aún así, me siento insignificante.
Supondría un gran reto encontrar mi rumbo. Puede ser. Pero ahora no veo un futuro cercano a no hablar de mi padre y que no me duela.
Le perdí el miedo hasta a morir.
¿Para qué?¿Por qué?
Mejorar
¿A qué le temes? ¿A la muerte?
La muerte es el símbolo más claro de paz y tranquilidad que existe. No temo a la muerte, sino a la vida misma, tan caótica y desgarradora. Se llena de guerras y batallas que se quedan grabadas en la memoria como negociaciones arduas que nos impulsan a seguir adelante. Solo la vida puede regodearse con nuestras caídas y aplaudir cada vez que nos levantamos. Aunque nos dé tan poco, nos eleva tanto. Aunque hablar de esto suene sublime, la felicidad es el ejemplo perfecto. A pesar de su existencia, preferimos refugiarnos en el dolor conocido en lugar de explorar nuevos horizontes en busca de ella. Ya no temo al amor, ni al deseo. Entonces... ¿a qué temo? Después de todo, ya tenemos una fecha de caducidad.
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Holi mis amores. Espero les haya gustado este extra. Aquí conocimos un poco más de los sentimientos que experimentó Verónica tras la muerte de su padre.
Me harían inmensamente feliz si se pasaran por la historia de una amiga MelaneBuenoHernandez. Se llama Páginas Aleatorias, está recién comenzando y me encantaría que le dieran una oportunidad. Comenten con un corazón negro y sabré que fueron ustedes.
Prometo sorpresa para quien lo haga...
Un beso enoooorrmeee
Monica
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¡ En Sus Marcas, Listos... Te Odio !
Aléatoire-Quiero corromper tu alma, saciarme de tu piel y luego, destrozarte en mil pedazos. ¿Me dejas? - ¿Follas bien?- noto como se intensifica la sonrisa en sus labios. - Muy bien - presume con arrogancia -Corrompeme todo lo que quieras.