Aquel día de primavera ~Manjiro X Oc

Prólogo

Una vez más me encuentro aquí, debajo de los árboles de cerezo, el lugar donde lo conocí por primera vez y el mismo lugar donde en repetidas ocasiones compartimos tantos recuerdos, uno de ellos es el dia en que le confesé mis sentimientos y dónde nuestra relación nació. Los días bajo estos árboles nunca podré olvidarlos ya que es el lugar más preciado que tengo, el sitio donde Manjiro Sano y yo comenzamos nuestra historia.

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Mi nombre es Sayuri Collins, soy una chica de quince años, mi cumpleaños es el 22 de marzo por lo que dentro de poco cumpliré los dieciséis, el color de mi cabello es rosado y de un largo normal, mis ojos son de color azul claro opaco y mi piel es de un tono claro.

Vengo de una familia conformada por tres personas, mi madre, mi padre y yo, al ser solo nosotros tres y gracias al trabajo de mi papá, podemos vivir de forma cómoda, el problema es la unión que supuestamente debemos tener como familia, mi madre es buena haciendo su papel, ella es amorosa y comprensiva pero no es la que toma las decisiones en nuestro hogar, mi padre quien se hace cargo de ello totalmente, y es que el siempre se obsesionó con la perfección para tener una buena imagen delante del resto de personas. Desde que tengo memoria, por ser niña y su única hija, quiso inculcarme los modales que debe tener una dama o una mujer femenina.

Yo era una niña y por ello quise cumplir con los estándares que mi propio padre me impuso, desde corta edad me inscribió en la clases de ballet para que luciera delicada y elegante, cuando llegue a los 8 años no se demoró en meterme a clases de costura, según él, así tendría que presumir de habilidades femeninas con los hijos de sus amigos y compañeros.

Sin embargo, aunque me esforzara en mostrar lo mejor de mí, para él nunca era suficiente. Todo un sin fin de emociones desde mi corta edad, por esa razón conforme pasaba el tiempo, cada vez me sentí más vacía al realizar actividades que no eran de mi agrado y que no pudiera negarme a ello.

Asi era mi estilo de vida, hasta que un día que regresaba de mis prácticas de ballet tome un caminó diferente, ya que no quería llegar a casa y oír las charlas largas de mi papá. Aún recuerdo exactamente como por tomar ese camino diferente, llegue a un gimnasio abierto donde vi varios niños y hasta adolescentes entrenando o enfrentándose entre sí, no pude evitar quedar embelesada por aquel curioso deporte. Y desde ese día cada vez que terminaba las clases de ballet y costura, me desviaba por aquel camino que daba a ese sitio.

Tal vez fui demasiado obvia, ya que los dueños notaron mi presencia curiosa y fue gracias a eso que me invitaron a acompañarlos. Y, en el momento en que di mi primer paso dentro de aqueo lugar, supe que aquí sería el sitio donde por primera vez haría algo por mi cuenta.

A escondidas faltaba de vez en cuando a las clases de ballet y costura para asistir a la academia donde me enseñaban artes marciales, con mis ahorros logré inscribirme para hacer lo que me gustaba, mi secreto no se supo hasta que mi madre se dio cuenta, por suerte ella me entendió y guardo el secreto conmigo. Todo iba bien hasta que cumplí los 12 años.

Mi padre se volvió aun más estricto conmigo y hasta en ocasiones solo llegaba a insultarme
¿Su motivo? Solo era porque, según él, nunca conseguiría una buena imagen y reputación si seguía comportandome de manera rebelde. Esos sermones me tenía harta, los días malos como esos me hacían cometer locuras, por ejemplo, cuando tuve mi primera pelea para obtener dinero y a pesar tener derrotas aplastantes no fue impedimento para dejar de hacerlo.

Ya solo asistí a clases de artes marciales, y deje de lado las otras dos para ir a tener peleas callejeras. Con el tiempo y al obtener experiencias en las calles me volví un poco conocida, llegue a involucrarme con algunas pandillas ,solo por periodos cortos, o intercambiaba información con personas que tenían poder en algunas zonas reconocidas de la ciudad.