25화

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Taehyung se sorprendió cuando llegaron al Río Han; entre semana el movimiento solía ser limitado, venían grupos de adolescentes o parejas. Sin embargo, el lugar únicamente se abarrota en fin de semana; entonces, es sencillo encontrar lugares vacíos a la luz de una reluciente farola que acompaña un enorme árbol a orillas del Río Han. Pero no terminan las sorpresas; Taehyung frunce el ceño cuando Jungkook busca dentro de su bolso una sabana color crema y la extiende sobre el césped, quizá húmedo a causa del rocío veraniego.

       —¿Un picnic? —adivina entonces sorprendiendo al azabache quien evita su mirada mientras saca la comida que había comprado.

      —Sí... ¿Te molesta? —no tuvo tiempo de cocinar; así que compró hamburguesas, papas fritas, nuggets de pollo, malteadas y jugo por si acaso; incluso hay postre, pastel de chocolate, leche de banana, malvaviscos y unas frituras de lindo empaque que vio en el supermercado.

      —Por supuesto que no —sonríe, Jungkook pronto se pone de rodillas sobre la manta para ordenar toda la comida en secciones; Taehyung se ha dado cuenta que suele ser meticuloso. —Me encanta.

      —¿Sí? —voltea a mirarle, sus ojos brillando en dorado con emoción mal contenida.

      —Es lindo, gracias —deja una suave caricia sobre el cabello del chico antes de tomar asiento; la farola alumbra suficiente y el árbol impide que la ventisca llegue a ser molesta, es perfecto.

      —Y aún hay más —declara. —Pero primero comamos porque también muero de hambre —Taehyung no duda dos veces antes de aceptar, esa hamburguesa doble le seduce cuando su último almuerzo fue al mediodía. —¿Qué tal el trabajo?

      La conversación es una parte sencilla, hablan sobre sus días y Taehyung le cuenta el desenvolvimiento de sus proyectos más próximos; a Jungkook le gusta que hablen sobre trabajo, admira la pasión con que lo platica hasta emocionarse por ideas que él no llevará a cabo. Es cuestión de tiempo para que las hamburguesas y papas fritas se terminen; sin embargo, los dos tienen buen espacio para pastel y chucherías. Entonces, Taehyung parte el pastel mientras Jungkook guarda la basura en su bolso, le incomoda ver todo regado por ahí.

       —Nunca había tenido un picnic a la luz de las estrellas —confiesa Taehyung antes de darle una rebanada de pastel. —Siempre preferí atardeceres o amaneceres, respecto al cielo, claro.

       —Todo el mundo los ama —asiente. —Yo siempre preferí el cielo nocturno.

       —¿Por qué? —están hombro a hombro con las piernas cruzadas entre sí y mirando hacia el lago cada tanto.

       —Es oscuro, puede llegar a parecer tétrico; la noche asusta —Taehyung da la razón ignorando el paisaje para verle un momento. —Pero si pones atención, resulta hermoso. Es oscuridad; también luz de Luna y estrellas. Me encanta.

      —Amo tu mente —consigue que se atragante con un bocado de pastel, piensa que ha escuchado mal.

      —¿Eh?

      —Amo tu mente —no duda en repetir sonriendo ante las ruborizadas mejillas del omega. —Tienes ideas complejas, creativas y... Piensas de un modo tan específico que resulta encantador.

      Jungkook lo mira decidiendo si creer aquel halago o no; la respuesta es evidente, sin embargo, le cuesta trabajo. El destello púrpura de sus ojos es sincero, confía en él.

       —Te gusta lo problemático —no soporta mirarle más de dos segundos, excusa su atención en el pastel de chocolate. —No es encantador, suele ser caótico.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora