42화

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Jungkook confiaba en él, no, Jungkook confiaba en él al grado de querer pasar un celo juntos. Podría no parecer mucho, pero el celo iba más allá de procrear y ya; durante esos días, los omegas solían estar sensibles a cualquier tipo de estímulo, no solo físicos. Estar en celo es... vulnerabilidad en máxima expresión. Taehyung no sabe si puede lidiar con ello, no obstante, le emociona —tanto como le conmueve— que Jungkook lo elija para ser el primero en eso.

       No es fácil. Tras la charla, ninguno sabe qué hacer; y ahí están, en la habitación, uno junto al otro con diez o más centímetros de espacio entre los dos. Debe suceder algo, Jungkook no sabe si tomar la iniciativa o postergar la situación cuando haya menos tensión. Taehyung está nervioso y juega con sus manos, incapaz de mirarle. ¿Por qué se le ocurrió que era un buen plan? Hasta hace unas semanas, ni siquiera tenía la valentía necesaria para corresponder un beso. ¿Pidió demasiado? Por otro lado, el alfa desconoce cómo... ¿iniciar? Piensa que debería ser más natural, tampoco sabría cómo actuar en tal caso.

       —Esto es incómodo —murmura Jungkook después de un rato, comparten un suspiro. —¿Sabes? Será mejor que...

       —No —le sujeta la muñeca cuando Jungkook amaga ponerse de pie, seguro para irse. —Puedo hacerlo —ojos púrpura brillan en determinación, el menor no duda de él; pero, siendo sincero, no es como que tenga mucha fe.

       —Eres demasiado tierno —sonríe, quisiera no tener que colocarle en una situación así. —Pero, en serio, creo que es mala idea. Al menos por ahora.

       —¿Por qué?

       —Porque tú jamás lo has hecho y yo jamás lo he hecho sobrio —tal vez si bebe una copa de... Niega en sus pensamientos, no ha bebido desde hace días.

       —No quiero decepcionarte —admite bajando la mirada. —Pero hay tanto que me gustaría aprender contigo.

        —¿De qué hablas? Jamás me decepcionarías —en ningún ámbito, si es sincero, el sexo no es tan importante.

        —Mereces un alfa de verdad —el azabache piensa debatir, hasta que su novio agrega: —Quiero ser ese alfa.

        —Lo eres —sin necesidad de hacer mucho. —Está bien, no tienes que-

        —Enséñame a tocarte —¿eh? Las mejillas del omega se encienden en carmín, el más reluciente de los rojos; una simple frase altera sus latidos, la voz grave del alfa es un placer por sí solo.

        Jungkook traga saliva.

        ¿Debería? Él jamás duda, no cuando está en la cama; sin embargo, sus dedos tiemblan cuando se aproximan al hombro del mayor para sujetarle. Taehyung cierra los ojos cuando una fina caricia recorre por el costado de su cuello, ni siquiera debe ser adivino para anticipar los labios del omega cerrando la cercanía entre ambos. No hay nada nuevo; aunque Jungkook sí nota la mejoría del alfa al besarle, no es más que confianza. Entonces, guía el beso con los ojos cerrados; el omega recorre el brazo de Taehyung hasta llegar a su muñeca, dirige la mano ajena hasta su propia cintura. Ahí, el alfa afianza un agarre por debajo del suéter de lana que Jungkook usa aproximándolo hacia sí mismo. Lo necesita cerca, el aroma a durazno ingresa en su sistema; pero desea más de él, lo quiere todo.

       La incomodidad de su posición dura poco; pues, entre tanto, Jungkook busca lugar sobre el regazo del alfa. Taehyung no es consciente de cuándo le ayuda a sentarse a horcajadas sobre él, pero tiene las manos descansando cómodas en las caderas del omega. Es difícil imaginar que tan simple roce puede —con facilidad— agudizar cada centímetro de piel; sin embargo, así es, el alfa se siente hervir y un suspiro abandona su garganta cuando le roza la entrepierna al abrazarse a su cuello, la distancia entre sus cuerpos es nula por completo. Se apartan por un respiro; siente su pecho chocar al del omega, respiran con dificultad.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora