23화

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Jungkook llamó a Jimin para contarle la noticia, no supo por qué el pelinaranja le felicitó con tanta emoción; bueno, nunca aprobó su empleo, debe ser eso. ¿Podría ser una oportunidad para iniciar de cero? Es aterradora la idea, no tiene más opción que considerarla; durante ese día, se dedica a limpiar su departamento, está dispuesto a mudarse y necesita ver qué tiene oculto por ahí. La tarde se le va entre álbumes de pop inglés y utensilios de limpieza; evita a toda costa mirar en su alacena, tiene un par de botellas que se rehúsa a abrir. Considera la opción de tirarlas, cree que será una medida drástica; pide pizza para comer, no sabe en qué lugar irá a meter tanta ropa. ¿Debería donar alguna? Está tirado sobre la alfombra de su habitación cuando llaman al timbre.

       —Recuérdame darte una llave de mi nuevo apartamento —dice Jungkook al dejar que Taehyung entre. —Santa Luna, ¿tan tarde es? —mira por su ventana, ha oscurecido hace un par de horas.

       —Lo de mudarte era... ¿con carácter urgente? —encuentra todo perfectamente pulcro, sigue a Jungkook hasta su cuarto; ahí hay un desastre. —¿Limpiaste durante todo el día?

       —Síp—se deja caer en medio del desastre, tiene cajones repletos de viejos regalos que ni siquiera recuerda. —¿Qué te gustaría cenar?

       —No puedes mantenerte quieto, ¿verdad? —se sienta al borde de su cama mirándole. —Pedí comida Thai cuando venía para acá.

      —Amo la comida Thai —hace una mueca de asco cuando encuentra viejas cartas de anteriores parejas, a Taehyung le sorprende cómo las rompe en pedazos sin dudar.

      —Yo también —mira curioso cómo Jungkook tira varios papeles más y deja de lado un frasco con pétalos rojos. —¿Qué es eso?

      —Los claveles que me regalaste, no quería que se deshicieran al marchitarse; los guardé aquí para evitar que se trocen —no presta atención a su entorno, el alfa sonríe con un corazón conmovido. —Por aquí debe estar la caja con... —busca en el fondo de su armario.

      —¿Con...?

      —Las envolturas de los chocolates, me gustaron porque son doradas —consigue la caja y sonríe mostrándosela.

       —Como tus ojos —llama la atención del menor, ¿y eso es rubor? —¿En serio guardas todo lo que te regalé?

       —¿Es raro? —regresa lo que decidió conservar y hace un nudo en la bolsa que tirará a la basura. De hecho, no lo pensó al hacerlo. Él rara vez mantenía recuerdos de los chicos con quienes salía, y si lo hace es porque olvida que los ha guardado.

       —Es lindo.

      Jungkook niega, Taehyung cree que consigue avergonzarlo.

       —Ahora que lo pienso, jamás te he regalado nada —¿por qué? Frunce el ceño cuestionándose a sí mismo.—¿Qué te gusta?

       —Tú —sonríe cuando el omega le fulmina con la mirada.

       —Hablo en serio.

       —Yo también.

        Jungkook rueda los ojos.

       —En ese caso, no podré darte un regalo hasta nuestra noche de bodas —gana, pues  consigue ruborizar al alfa. —Nunca ganarás contra mí, Kim. Asimílalo.

       —Creí que no podrías ser esposo de alguien —Jungkook se sienta junto a él para tomar un descanso, fue un día ajetreado.

      —Aún lo creo.

      —¿Estarías dispuesto a casarte conmigo apesar de eso? —el omega no hace más que encogerse de hombros.

      —La pregunta es si tú estarías dispuesto...

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora