PRELUDE

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05 de Junio del 2022
07:00pm
México

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Hay un camino, todos lo recorremos con esperanza de llegar al objetivo; ser amados, amar, conocer a quien completaría nuestros días, un alma gemela... nuestro destinado. Todos tenían alma gemela, la persona que vería colores en ti y haría tu vida... un poco más; serán felices, harán planes e incluso podrían hasta formar una familia, quizá.

       Era el sueño, la meta.

       A los 16 años, apenas cruzar por la pubertad, conoces a tu destinado; él, o ella, se presentaría ante ti y lo reconocerías por el color en sus ojos. Mi madre alfa cuenta que los ojos de mi madre son dorados como la luz del día, y... Nunca más volvieron a tener oscuridad; se amaban, Santa Luna, estaban destinadas. Recién entrando al colegio, el caos reinaba en los pasillos; los chicos de grados mayores se presentaban ante sus parejas, el mundo los felicitaba y presumían cómo veían color en los ojos del otro. Varía en cada persona, claro; y yo, cada noche, imaginé cómo serían los colores de mi amado... o amada. Aunque, en base a la estadística, mi probabilidad de que fuese varón era alta.

        ¿Hace falta que explique biología básica? Para procrear a un bebé se necesita un cromosoma xy de alfa y un xx de omega; y todos sabían que las mujeres tendían más a poseer cromosomas de omega, y de alfa en varones. Claro, no siempre es así; había varones omegas y mujeres alfa, pero esto se debía a sus progenitores. Por ejemplo, en mi caso, al ser hijo de dos féminas, resulte varón... omega. Si una pareja masculina se embaraza, sus hijos tienen alta posibilidad de ser varones alfa-omega o mujer... alfa; es cuestión de estadística. ¿Cierto? Y como ya todos sabemos, una persona conoce su género y raza al nacer; pero, no era hasta la pubertad que sus dotes acorde a su raza se revelaban, entre ellos, el aroma. A los 16, sí, cuando reconocías a tu alma gemela. Por lo tanto, el bachillerato son tiempos caóticos; una jaula de feromonas y coqueteos.

        Todos querían llegar ahí.

       —¿Podrías no parecer tan ansioso? —es un chiste, por supuesto; desde la semana pasada he notado preocupado a mi mejor amigo, Park Jimin.

       —¿Y tú por qué estás tan tranquilo? —sus ojos vagan a través del comedor escolar, con esperanza de reconocer a su destinado sin verle a los ojos siquiera. —Tu cumpleaños es antes que el mío... E igual, todos parecen un poco más preocupados que tú —su sonrisa anuncia diversión. —La mitad de los chicos en mi clase ansían ser tu destinado, y la otra mitad finge que no.

       —Primero que nada, te sugiero relajarte. Quizá tu pareja sea menor y debas esperar a que cumpla los 16 para conocerle, no quiero que te lleves una decepción —es la unica respuesta. —Nada asegura que lo sabré en mi cumpleaños. Es decir, tal vez sepa...

        —¿A los 18?—me mira incrédulo y entorna los ojos al verme asentir mientras bebía mi malteada sabor mora. —Jungkook, eres un chico inteligente. Recuérdame las posibilidades de que el alfa sea menor a su pareja.

       —Una posición bastante sexista...

       —Números.

       —9 de cada 10, ¿y? Mientras la probabilidad no sea nula, seré paciente —y él entendía mi postura. —Prefiero evitar entristecerme, en caso de que no aparezca.

        —Lo dudo —incluso sin argumento, asiente. —Quiero decir, hay más de 200 alfas solteros en esta escuela... Mínimo el setenta por ciento espera ser el elegido —insistía en ello.

        Bien, quizá no era del todo mentira. Jimin solía catalogarme como varios dicen en redes sociales, un chico popular; aunque no pienso que sea del todo cierto. Es decir, tengo conocidos y llevo buena relación con mis compañeros de aula, eso no dice nada.

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