EPILOGUE

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El manuscrito de 'Dark Paradise' fue aceptado finalmente; Jungkook aceptó el cheque de mala gana y los vacíos halagos de su editor, como si no lo hubiese orillado a escribir justo eso. ¿A quién le importa? Una vez salió a la venta, fue un éxito; en primera instancia, por el morbo de encontrar a su escritor entre esas páginas; por otro lado, el amor entorno a Kim Taehyung creció como espuma. Tal cual predijo su editorial, sería un éxito; la publicidad cubría calles enteras en Seoul y hasta había sido trasmitido su logro del Best Seller en el Times Square. No podía quejarse, su novio tenía razón, ¿a quién le importaba el final cuando tenía su propia esencia? Bueno, a él.

       —Lee los comentarios, vamos —busca señales de vida entre el rollo de mantas que es su novio. —Todos aman tu libro, bebé.

       —Lo sé —responde, de mala gana.

       —Entonces no entiendo el problema —toma lugar junto a él, al borde del colchón.

        —¿Cómo no iban a amarlo? Fue diseñado para eso —su voz apenas se escucha entre la almohada y edredones.

        —¿Querías que lo odiaran?

        —¡No! —asoma sus ojitos de cervatillo, avellanas como el café que toma Taehyung en las mañanas.

        —¿Entonces?

        —¿Sabes por qué empecé a escribir Dark Paradise?

        —Por la pregunta que todos hemos tenido, ¿qué pasaría si...? —al menos, eso sabía él.

        Jungkook se había graduado con honores de la Facultad de Literatura en Seoul; ganó múltiples premios por sus relatos cortos y pronto se hizo de buena reputación en el mundo de la literatura coreana. Él lo sabe, Taehyung pasó por eso y más junto a el; puesto que, después de conocerse y enterarse que eran destinados al reconocer el aroma del otro, nunca más volvieron a separarse. Incluso si al inicio fue como amigos, Taehyung vio al omega convertirse en el escritor que hoy era. Sin embargo, una mañana se despertó triste y sensible pensando... ¿Qué hubiese pasado si Taehyung no se presentaba como su alma gemela? Ambos lo sabían, hay casos; en su mayoría, desastrosos. Pues, todos sabían el dicho: "una vez iniciado el ciclo del destino, duraría toda la vida". Y si se lastimaban en un inicio, estarían destinados a hacerlo para siempre.

       —Sí, pero es más que eso —suspira quitándose las cobijas de encima. —Hay heridas que no sanan, Tae. Y ese idiota las hizo ver como si fueran nada.

       —¿Has leído los comentarios? —una negativa y un suspiro es lo que recibe. —Tus lectores tienen foros por todo Internet, hay debates sobre esto, bebé. El final deja buen sabor de boca, pero no es lo que se quedan.

       —No estoy listo para leerlo —regresa a ocultar su rostro, Taehyung solo sonríe; es una rabieta.

        —¿Quieres que cancele tu conferencia de mañana? —pero el omega niega. —Por cierto, tu editor ha estado llamado; parece que los directores de Netflix quieren hacer una serie adolescente, pero igual hay más propuestas para películas. Me pidió que te dijera, tú decidirás, al parecer.

       —Por ahora, no quiero saber sobre historias, cines o libros —murmura para sí mismo; Taehyung asiente, la depresión al terminar de escribir una novela solía ser un factor recurrente.

      —¿Quieres que te deje solo?

      Jungkook niega. —Acuéstate conmigo.

      El alfa consigue abrir espacio entre el nido del menor; al final, lo protege con sus brazos y éste busca su aroma en la ropa de su novio, le da tranquilidad. Así era él, no decía mucho, pero siempre buscaba tener  contacto de alguna forma; pues, igual que el Jungkook de ficción, él no era bueno con las palabras. De ahí su profesión.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora