46화

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Los días consiguientes al celo fueron sencillos; Jungkook había encontrado un refugio en el trabajo, ahora más saludable, mientras Taehyung veía al omega brillar por lo contento que se sentía y no expresaba a viva voz. Por supuesto, la inseguridad del omega sigue latente cuando ingresa junto a él en cualquier establecimiento, todavía no sabe cómo lidiar con su relación dentro del trabajo y es tímido ante la amabilidad de Sana; sin embargo, lo intenta, en verdad lo hace.

      Entonces, ahí están, alistándose con anticipación para la obra de Jimin; verían a Yoongi fuera del auditorio veinte minutos antes de la hora indicada, ninguno quería llegar tarde y Taehyung intenta convencer al par de que lo tome con calma; fracasa en el intento. Ambos están emocionados, incluso cooperaron para comprar el arreglo floral más grande de la tienda. Jungkook no tenía idea de que las flores fueran tan caras, así que aprecia por segunda vez los primeros claveles que Taehyung le regaló. De vez en cuando, el alfa llegaba con flores para él, sin razón particular; alega que el florero debe sentirse solitario, pero el placer de regalarle algo y que sus ojitos se iluminen cual rayos del sol es incomparable.

       —¿Mi camisa está bien planchada? —se mira en el espejo, preocupado. Taehyung le sonríe desde el borde de la cama, es tierno; luce precioso.

       —Oh, creo que veo una arruga —crispa los nervios del omega, sin embargo, bufa al escucharle reír. —Es chiste.

       —Cada días más cómico tú, eh —mira con recelo a Taehyung cuando se aproxima a abrazarle por la espalda rodeándole la cintura; rueda los ojos, el alfa deposita un sonoro beso en su mejilla.

       —Te ves perfecto —siempre. —Serás el más bonito en el auditorio.

       —Ese será Jimin —el alfa no le suelta ni siquiera cuando Jungkook busca colocarse un par de pendientes plateados.

       —No ante mis ojos.

       —Más te vale —bromea. —Iremos a celebrar después de la obra, ¿te avisé? Creo que  olvidé decirlo —quedó de acuerdo con Jimin, con lo del celo y el nuevo trabajo, lo olvidó por completo. —¿Está bien?

       —Acepto —sonríe. —¿Qué celebramos con exactitud? —Jungkook termina con los pendientes y se gira hacia él para mirarle de frente, el castaño no se contiene de besarle la nariz.

       —Mi nuevo empleo, que Jimin terminó el semestre con éxito y... No sé, ¿debe haber razones? —una copa de champagne y carne a término medio no se le niegan a nadie.

       —Son suficientes razones para mí —se aparta. —Tenemos que irnos o Yoongi nos matará —es capaz de entrar sin ellos. —¿Te gustaría conducir?

       —¡Sí! —su sonrisa deja a la vista tiernos incesivos de conejito. —Iremos en mi coche.

       —Lo que usted desee.

      Bajan al estacionamiento, Taehyung le abre la puerta del piloto y, contrario a otros días, Jungkook le da un casto beso como agradecimiento. Sorprende al alfa, pero es tarde para cuestionamientos cuando entra a colocarse el cinturón; Taehyung sube al copiloto, dispuesto a elegir la música que les acompañaría hasta el auditorio. Durante el camino charlan sobre temas al azar, en los últimos días, Taehyung parece interesado en hadas y seres místicos; Jungkook asume que planea otro drama romántico, está vez, de fantasía.

       —¿Crees en la hadas? —Jungkook asiente sin dudar. —¿Tipo tinkerbell o más bien como... no sé, maléfica?

       —Hay una diferencia entre hada y ninfa, hyung —consigue su atención. —Las hadas son pequeñas y pueden usar su magia para el mal si lo desean; las ninfas, por otro lado, protegen la naturaleza.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora