27화

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Jimin fue la persona más feliz cuando Jungkook dio la noticia; el pelinaranja siempre odió públicamente a su jefe, tenía la sensación de que se aprovechaba del azabache y no erró. Por lo tanto, aceptó apenas su amigo preguntó —muy tímido— si podía quedarse con él y Yoongi un par de semanas mientras buscaba un nuevo hogar más accesible a su bolsillo. Si quiere que duren sus ahorros es necesario. Así que, es viernes por la noche y sus amigos le ayudan a cargar su coche con las pertenencias que llevará a casa de Jimin; no es una lista larga, ropa y restos de su despensa, lo demás era parte del departamento.

       Taehyung, quien también se unió a brindarle ayuda, le sigue hasta aquella que solía ser su habitación para llevar la última caja hasta el vehículo; Jungkook intenta apresurarse para cargarla, el alfa es más rápido y termina por ganar.

      —¡Oye! —réplica. —Puedo llevarla yo mismo —Taehyung la carga; Jungkook le sigue al pasillo quejándose.

      —Puedes —no lo duda. —Sin embargo, ¿cuál es el punto de venir a ayudarte si dejo que lo hagas? —Jungkook pone los ojos en blanco, aunque encuentra tierna la objeción del mayor.

       —Espera, iré a rectificar que no queda nada más —le pide cuando llegan al pasillo y Taehyung baja la caja para esperarle, ve al omega ingresar de nuevo.

       Desde la cita hay una energía cálida alrededor de ellos, Taehyung siente que Jungkook está más cómodo y esto consigue tranquilizarlo también. Le gusta llevarse bien con Jungkook, claro, aún no sabe qué hacer respecto a... lo otro; los dos pequeños besos que le dio y cómo se le ha escapado llamarle. ¿Por qué? ¿Cómo? Ni siquiera él sabe en qué momento su cerebro formuló la oración, fue... Suspira, aún le avergüenza el tema. No pareció molestarle, ¿significa que puede hacerlo de nuevo? No podría, hacerlo consciente sería imposible para él.

       —No queda nada —regresa. —Ya bajamos todo —ve a Taehyung cargar la caja y ambos caminan al elevador. —Jimin dijo que podías quedarte a cenar, ¿está bien?

       —Oh, sí. Yoongi me invitó cuando bajábamos la bolsa con tus mantas —al mismo tiempo que se quejaba por sus esponjosos edredones. —No voy a mentir, muero de hambre.

       —Yo también —selecciona la planta baja del edificio. —Muchas gracias por ayudarme a hacer esto, habría sido un caos con esos dos —le regala una sonrisa sincera de labios sellados.

       —Cuando quieras —guiña un ojo y consigue que Jungkook ría por el gesto; no era el objetivo, igual le sirve.

        —¿Sabes? No tienes que cargar eso durante todo el camino hacia el recibidor; puedes dejarlo en el suelo, debe estar muy pesado —mira hacia la caja y luego a los brazos que le sostienen; siendo sincero, no había prestado gran atención a los detalles físicos del castaño.

       Taehyung no posee un cuerpo enorme como muchos alfas, eso le gusta; era apenas un poco más robusto que Yoongi, pero tenía músculos definidos y éstos se marcaban al cargar algo pesado, como en ese momento. Jungkook traga saliva, desvía la mirada.

       —Sé que puedo, pero intento impresionarte. Déjame —escucha la suave risa del menor, no lo dice del todo en serio; tampoco se quejaría si lo consigue. —¿Está funcionando?

       —Estoy muy impresionado, sí —decide jugarle una broma; Taehyung teme por su vida ante el cambio radical en los ojos del menor, hay un brillo coqueto en ellos. —De hecho, recién me doy cuenta de tus brazos. ¿Dónde escondes esos músculos, eh? —el castaño parpadea, nunca sabe cómo actuar y menos cuando tiene la perspicacia de tocar justo sobre el bicep.

       —No me mires así —bufa desviando la mirada; sabe que Jungkook está jugando, y aunque no le molesta, no sabe cómo ganar.

       —¿Cómo? —sigue en papel dejando suaves caricias en el brazo ajeno; ahora que lo siente, le gusta lo suave de su piel.

Dark ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora