A la mañana siguiente me levante, me cambie y estaba a punto de poner la pava a hervir(no se que desayunan ustedes, pero generalmente en Argentina se desayuna mate) cuando el timbre sonó, lo que me pareció extraño porque era un poco temprano, fui a abrir no sin antes mirar por la rendija y ahí estaba Amely con una bolsa en sus manos.
—Buenos días, espero no haberte despertado ni molestarte, pero entro mas tarde y quise desayunar con vos ya que ayer no acepte tu invitación— hablo con prisa.— ¿puedo pasar?— pregunto dudosa.
Estaba nerviosa y eso me causo ternura —Buenos días, ya me había levantado y si, podes pasar —dije dejando espacio para que entrara.— sentate, justo estaba poniendo la pava.
—Traje facturas— comento y se sentó no muy convencida, la mire un poco extrañada.
—¿Estas bien?— pregunte.
—¿ No te molesta que esté aquí?, puedo irme si te molesta.
—No, no me molesta. Me gusta que estés aquí.
—¿De verdad?— pregunta insegura.
—Si, de verdad Amely —dije sentandome en sus piernas y dándole un beso que fue interrumpido por el sonido del agua hirviendo.
Me sonrió y me levante a buscar la pava. —¿A que hora entras?—pregunte.
—Cerca del mediodía. ¿Vos?.
—Genial, así puedo estar un rato con vos—sonreí feliz. —Yo también entro a esa hora.
—¿Quieres que cebe yo?— se ofreció, mirando el mate.
—Siiii, por favor. no me gusta cebar— me reí.
—Entonces cada vez que tomemos juntas yo voy a cebar.
—¿Podemos tomar siempre?. No creas que es porque quiero verte seguido, solo es para que me cebes mates— bromee.
Hizo una cara de ofendida seguido de una sonrisa que derritió todos los espacios de mi cuerpo.
—¿Así que solo me quieres usar?.
—Mm algo así.
—¿Como que algo así?— se levanto y empezó a hacerme cosquillas, me reí sin parar, ella se reía de mi y hubo tanta paz en ese efímero momento.
—Ya, ya por favor, para— le pedí riendo. No me hizo caso. —Si era una excusa para verte— dije y ella paro.
—Lo sabia, lo sabia— dijo riéndose.
—Veo que es muy engreída profe— me burle.
—Solo un poquito—dijo riéndose.
—Yo creo que mucho—le retruque dándole un beso en la frente. Ella acaricio mi mano y se puso a cebar.
—¿como te fue con el trabajo?.
—Bien, me queda una consigna. La haré a la tarde.
—¿No te quedaste hasta tarde cierto?. ¿Que te falta?.
—No, por eso no termine, una redacción— respondí haciendo mala cara.
Ella se rio
—¿Que?.
—¿Escribís y no quieres hacer una redacción?.
—Ya- dije revirando los ojos—es que tengo que escribir sobre un tema y a mi me gusta ser libre.
—¿Queres que te ayude? —se ofreció.
—Si, pero no ahora. ¿podes después de clases?.
—Si, si puedo—me sonrió.
—Genial—le devolví la sonrisa
Seguimos tomando mates hasta que el agua se termino. Cuando me levante a dejar las cosas en la cocina, Amely me siguio y me abrazo por la espalda.
—Me gusto empezar la mañana con vos —dijo cerca de mi oído.
—A mi también me gusto —respondí dándome vuelta y correspondiendo su abrazo.
Se acerco a mis labios y me dio un beso cargado de ternura.
—Sos muy linda— dije mirándola a los ojos.
Me sonrio sonrojada y volvió a pegar sus suaves labios sobre los míos.
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La Canción De Medianoche
RomanceAmely una profesora de Historia del Arte y Elena una estudiante de periodismo se conocen de casualidad en el estacionamiento de la universidad luego el destino las cruza por los pasillos de está y de a poco los sentimientos aparecen, una noche de lu...