Llegamos cerca de las veinte de la noche a casa.
—¿Te quedas a cenar?— Me pregunta mientras dejaba en el fregadero las cosas que llevamos a la playa.
—No se. ¿querés que me quedé?.
—Si. Si quiero.
—Entonces me quedo.
—Genial. Creo que tengo pollo, sino veo que cocino.
—Cualquier cosa estará bien.
—Si hay pollo—dijo abriendo la heladera—¿Lo hago al horno con papas?.
—Si, podrías hacerlo así.
—Perfecto—respondió y se puso a preparar la cena mientras yo sólo la observaba.
—¿Que pasa?—me pregunto al ver que estaba callada.
—Nada, solo pensaba.
—¿En que?.
—En que nunca había imaginado estar aquí, con vos. Solo eso.
—Yo tampoco lo había imaginado. Pero lo agradezco mucho.
Le sonreí feliz, ella me sonrió de la misma forma y siguió preparando la cena. Después que terminamos de cenar, lave los platos y nos sentamos en la sala a tomar un té.
— ¿Te quedas a dormir?.
—Tengo que ducharme y no tengo ropa.
—Vas, busca ropa y volves.
—Mejor vos vas conmigo y te quedas en mi depto.
—Bueno, vamos.
Levante la guitarra —¿Y mis cosas de la uni?.
—Las puse todas en aquel estante— respondió señalando un estante que estaba cerca del ventanal.
—¿En que momento? Que no me di cuenta?— pregunto arqueando las cejas.
—No recuerdo, creo que te estabas duchando.
Agarre mis apuntes, ella buscó algunas cosas y nos fuimos a mi depto. Entramos, deje las cosas en la mesa y la guitarra la tire sobre la cama.
—Al final no tocaste la guitarra hoy.
—No quería romper el silencio.
—Me hubiese encantado escucharte.
—¿Sii?.
—Claro que si—me sonrió.
—Gracias, si querés puedo tocar algo después de ducharme.
—Por favor.
—Esta bien— Le sonrío
Entre a ducharme, veinte minutos después salí cambiada, agarre la guitarra Y tal como la primera vez salimos al balcón. Nos sentamos al lado y empecé a tocar y cantar.
{Dejando de pensar solo sentir poder tener mis brazos alrededor de ti, poder rozar tu piel y conocer a qué saben tus besos Uh ooh Uh oh oh ooh no ouh siempre quise enamorarte Uh oh oh ooh no ouh y poco a poco formar parte de mil recuerdos que te hagan sonreír}
Ella sonrió —es la canción de aquella medianoche.
—Si, es la única que aprendí a tocar en un mes.
—Wow, ya paso un mes de aquella vez.
—Si. Invitarte a tomar mate fue lo mejor que hice esa noche.
—Aceptar tu invitación fue lo mejor, aunque tus mates estaban un poco lavados.
—Oye— le golpeo el brazo.
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La Canción De Medianoche
RomantizmAmely una profesora de Historia del Arte y Elena una estudiante de periodismo se conocen de casualidad en el estacionamiento de la universidad luego el destino las cruza por los pasillos de está y de a poco los sentimientos aparecen, una noche de lu...