Capítulo 55

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-Oye cariño- habla mientras caminamos por los pasillos del supermercado.

-Dime, amor.

-¿Irías conmigo a un sitio un poco alejado este fin de semana?-

-¿A donde?

-No puedo decirte.

-¿Por qué no?

-Es una sorpresa. ¿irías?

-Obvio. Contigo iría a cualquier lugar.

-Entonces esta noche prepara las valijas que saldremos mañana.

-Esta bien.. ¿me das una pista?

-Claro que no-balbucea yendo hacia la caja.

Luego de pagar regresamos a casa.

-Preparo el mate y nos ponemos a guardar las  cosas-anuncio dejando las compras en la cocina.

-Dale. ¿Vas a cebar vos?

-Vos. Yo sólo voy a llevar las cosas a la habitación.

-Aaah, mejor.

-Mijir..Yo cebo bien.

-Bien lavado.

-Amelyy- protesto.

Me abraza y deja besos por mi rostro. -quiero besarte toda mi vida.

-Yo quiero que me beses toda la vida.

-¿Si?

Asiento y vuelve a besarme.

-Bueno a armar las valijas que saldremos mañana temprano.

-¿A dónde iremos?

-Es una sorpresa.

-Dame una pista.

-Claro que no.Ponte a guardar y no preguntes.

Preparamos las valijas mientras tomamos mates, transcurre el tiempo y nos vamos a dormir.
Estoy durmiendo plácidamente cuando el horrible sonido de la alarma me despierta. Siento que Amely se mueve -mi amor, despierta- susurra y abro los ojos.

-Buenos días cariño- susurro y le doy un beso. -¿Dormiste bien?

-Contigo siempre duermo bien. ¿y vos?

-Dormí de maravilla.

-Bueno, levantate.

Hago como si fuera a levantarme pero me tiro sobre ella y le doy besos en el rostro. - Te amo Amely, mucho mucho.

-Yo también te amo muchísimo- Responde abrazandome.

Después de unos minutos por fin nos levantamos, nos cambiamos, desayunamos y salimos rumbo al "destino misterioso"
Luego de viajar un par de horas llegamos a nuestro destino.

-¿Recuerdas este hotel?- pregunta aparcando el auto.

-Por supuesto que si, Aquí me pediste que fuera tu novia.

-Así es.

Bajamos del auto, pedimos la llave y subimos a la habitación.

-Voy a ducharme y descansar un rato para después bajar a cenar.

-Esta bien. Haré lo mismo.

Dormimos unas cuantas horas,nos despertamos, nos arreglamos y bajamos a cenar.

Hacemos nuestro pedido cuando el mozo se acerca, mientras esperamos que nos traigan los platos me "reprocha" el haberla despertado muchas veces por moverme demasiado.

-Eso no es mi culpa.

-Claro que si lo es.

-Claro que no, vos sabes que me muevo mucho e igual dormís abrazada a mi- me río.

-No puedo evitarlo,mi amor- me sonríe.

-Elena- dice después de unos segundos.

-Dime.

-¿Te gustaría tener hijos?

-La verdad es que no. ¿Y a vos?

-No, tampoco quiero.

-¿A qué viene esa pregunta?

-A nada, solo que nunca lo hablamos. Y no sabía si querías o no.

-No, no quiero ser madre.

-Tenia miedo de tu respuesta.

-¿Por que?

-Tenia miedo de que tu si lo quisieras y eso podría haber sido un quiebre en lo nuestro.

-Ahora sabes que no quiero. Así que no habrá ningún quiebre- la tranquilizo.

Conversamos de otras cosas mientras cenamos.

-¿Quieres salir a caminar?- pregunta luego de terminar el postre.

-Si. ¿Seguirán estando los tulipanes?

-No lo sé. Vamos a ver- me tiende la mano, yo le agarro y salimos afuera.

-Hay luna llena como aquella vez- observo.

-Es cierto, no lo había notado- dice mirando el cielo.

De nuevo el pequeño pasillo lleno de arbusto nos lleva al enorme jardín que ahora tiene el doble de tulipanes que aquella vez, caminamos lento disfrutando de la vista hasta que llegamos a la fuente que luce más bonita que antes.

Su mano aprieta la mia con más fuerza que antes y la siento temblar.

-Estas temblando. ¿tenes frío?-

-No, estoy bien- responde sin dejar de temblar.
De repente suelta mi mano y yo la miro, de su bolsillo saca una pequeña caja negra, la abre y en ella hay un anillo con pequeñas piedras blancas a su alrededor y una más grande en el centro de color turquesa.

-Elena Mitchell ¿te querés casar conmigo?- pregunta en un susurro apenas audible.

Toda mi cara se ilumina, la felicidad invade mi cuerpo y las lágrimas corren por mis mejillas. No puedo hablar de tanta felicidad así que solo le tiendo la mano para que me ponga el anillo. -Si quiero casarme contigo.

Me agarra de la cintura y nos fundimos en un beso lleno de amor.

-Espera- digo sacando una caja roja de mi bolsillo trasero. ¿Y tú Amely ConteMessina te casarias conmigo?- saco un anillo bastante parecido, con la diferencia de que este sólo tiene piedras blancas.

-Por supuesto que me casaría contigo- responde con una sonrisa y los ojos llenos de lágrimas. Me tiende la mano y le pongo el anillo.

-Te amo Amely, te amo tanto.

-Y yo te amo a ti Elena, no sabes cuanto.

La abrazo y como en aquella noche, la luna y  los tulipanes vuelven a ser testigos de nuestro amor.

La Canción De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora