Capítulo 42

167 15 2
                                    

~~~Pov Amely~~~

La noche anterior volvimos bastante tarde y exhaustas a casa de mis abuelos. Después de que los de la mudanza dejaran los electrodomésticos y el juego de comedor los pusimos donde correspondían y verificamos que los contracorriente funcionarán con normalidad.


Me despierto, compruebo la hora y me desperezo un rato. Elena duerme pacíficamente a mi lado con su brazo rodeando mi cintura y sus piernas enredadas con las mías, me muevo de a poco y salgo lentamente de la cama sin despertarla.

—¿A dónde vas?— me pregunta cuando estoy por abrir la puerta de la habitación.

—A preparar el desayuno- le respondo dándome la vuelta y mirándola.

—¿Que hora es?

—Las ocho.

—Es temprano aún, ven— me pide.

—Hay mucho que hacer.

—Sólo un ratito— dice abriendo las colchas.

—Solo un ratito— repito volviendo a la cama.

—¿Y mi beso de buenos días?

—Buenos días mi amor— Digo dándole un corto beso.

—¿Por que sólo uno?— bufa

-Porque me interrumpiste antes de que te diera los otros—Le digo y le doy más besos. Sonríe grandemente mientras me devuelve cada beso.
Me acomodo en su pecho y la abrazo.

—Mi amor— me susurra

—¿mhm?

—Nos quedamos dormidas. Son las once y media. 

—Ay Elenitaa— digo sentándome en la cama.

—Perdón. Iré a preparar el desayuno. ¿Qué quieres?

La tomo del rostro y la beso —a ti.

—Y yo a ti. ¿Pero qué quieres de desayunar?

—Un café con leche y un beso.

Ahora es ella la que me toma del rostro y me besa. —te espero en la cocina— dice para levantarse y luego desaparecer por la puerta de la habitación.

Tal vez diez minutos más tarde estoy entrando a la cocina justo cuando Elena está batiendo el café. Me apoyo en la mesada y la observo en silencio es tan hermosa, sí, ya sé solo está batiendo café pero Elena aún estando quieta es hermosa.

—Vas a matarme de un susto Amely— me reprocha cuando se da cuenta de mi presencia. ¿Qué haces ahí?

-Te miraba. Miraba lo hermosa que sos-

Niega con la cabeza y sonríe sirviendo la leche en las tazas.


Media hora más tarde estamos entrando a la habitación donde guardaba mis pertenencias. Abro una caja y lo primero que encuentro es el álbum de mi boda al que lanzo directo a la bolsa de basura.

—¿Qué es?— pregunta con curiosidad.

—Tiene fotos de la boda.

Se acerca y levanta el álbum.

—Amely— se escucha la voz de mi abuela llamarme.

—Acá estamos—grito y luego de unos segundos mis abuelos entran.

—¿A los cuantos años te casaste?— me pregunta.

—Tenía dos más que vos.

—El vestido te queda precioso.

La Canción De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora