Capítulo 24

177 20 1
                                    


Hace semanas que se fue, se fue sin decir adiós. Se fue dejando lágrimas en mis mejillas y dolor en mi pecho, y la desesperanza crece a pasos agigantados, no le encuentro sentido a su ausencia, mi corazón se paró y las manecillas del reloj están detenidas en la hora en la que ella se fue.

Los siguientes días, los chicos estuvieron junto a mi en todo momento. El diez de marzo llegamos a Argentina, ellos volvieron a nuestra ciudad y yo partí a casa de mis padres y abuelos.
Hace cinco años atrás mis abuelos paternos y maternos, que por cierto son muy amigos se mudaron a una provincia que se encontraba a ocho horas de mi ciudad, tres años después mis padres también lo hicieron.
Ahora mis abuelos, médicos, son dueños de una clínica. Y mis padres tienen su propio Buffet de abogados.

Mis abuelas fueron a buscarme del aeropuerto.

-Abuelas- grite corriendo a abrazarlas.

-Elenitaaa- dijeron al unísono.

-¿Cómo están las abuelas más lindas?-

- Bien. Felices de tener aquí- me abrazaron

- Yo también lo estoy- las abrace más fuerte

-¿Qué tal las vacaciones?-

-Fueron estupendas. ¿Las suyas?-

-Acomodandonos con la clínica y el viñedo- contó mi abuela Pilar.

-¿Compraron un viñedo?- pregunte sorprendida.

- Si. Sabes que tus abuelos y tu padre siempre quisieron comprar un viñedo- respondió Carmen mi otra abuela.

-¿Qué dijo mi mamá?-

-Nada. También le hizo ilusión la compra-

-Woow. ¿Y donde queda?-

-Es el que está a la par de nuestra hacienda-

-Eso es genial-

Llegamos a casa que estaba a las afueras de la ciudad , al poco tiempo llegaron mis abuelos y mis padres. Nos fundimos en un largo abrazo.
-Los extrañe-

-Nosotros a ti pequeña- Nos sentamos en la sala a charlar.

-Ahora que te recibiste podrías quedarte con nosotros- propuso mi padre.

-Hay una nueva Universidad de camino a la clinica- Comentó mi abuela Pilar.

-Si. Tal vez podría quedarme. Voy a pensarlo- sabía que con Amely todo había terminado pero no me apetecía quedarme en ningún lugar donde ella no estuviera.

- Me haría ilusión que lo pensaras- dijo mi madre.

-Iré a ducharme- anuncie luego de un tiempo.

-Esta bien- respondió mi madre.

Subí las escaleras camino a mi cuarto, estaba entrando cuando mi celular sonó eran mensajes del grupo que teníamos con los chicos.

-----------------

*Miren* mando Juli en el grupo. Seguido de un vídeo donde se podía ver a Amely jugando tenis con un niño.

*¿De donde lo sacaste?* preguntó Bauti

*Leo jugó con el niño tenis un par de veces y se siguen en instagram* Leo era el hermano menor de Juli.

*Perra* mando Marta.

*Por lo menos sigue viva* respondí

*Si y es una perra* volvió a decir Marta.
-----------------

Vi el vídeo varias veces Amely se veía bien, eso me alegraba y me dolía a partes iguales. No es que quería que sufriera, pero ver que no me necesitaba ni la mitad de lo que yo a ella me partía el corazón y me hacía odiarla.

~~~Pov Amely~~~

El dolor en el pecho me cortaba la respiración, las entrañas me dolían tanto que provocaban náuseas. Me dolía Cada célula, fibra, vena, musculo, centímetro y cada parte de mi cuerpo
El dolor que sentía era insoportable.. todo a mi alrededor se volvía insoportable

Después de volver de Brasil, me fui con mis hermanos a nuestra ciudad natal donde aún vivían mis padres y abuelos, Susy y Fidel vivían en ciudades diferentes ya que cada uno estaba a cargo de una universidad. Ellos y mis abuelos eran dueños de tres universidades en diferentes puntos del país.

Después de almorzar salimos a recorrer las calles de la ciudad con mi abuelo.

-Como sabras cambiamos el edificio de la facultad de Salta a una ciudad que queda a una hora. Es un edificio más grande por lo tanto tu abuela y yo seremos los directores..- me comentó mi abuelo Felipe.

-¿Se irán a una provincia que queda a ocho horas de aquí?-

-Si. ¿quieres venir con nosotros,?.también se dicta Historia del Arte-

-¿Cuándo se irán?-

-Nosotros está semana, tu puedes venir cuando quieras-

-Pero abuelo es otra provincia..-

-Si. ¿Acaso hay algo que te ate a esta provincia, a la ciudad donde vives?-

Amely se quedó pensando, y lo único que tenía en aquella ciudad era a Elena y ahora ni siquiera la tenía. -No-

-Entonces vámonos mi niña, tal vez te venga bien comenzar en un lugar nuevo. Te veo demasiado triste-

-No pasa nada abuelo-

-Mi niña, te conozco. Se que algo pasa, está bien si no quieres contarme-

-Abuelo- dije tirándome a sus brazos.

-¿Qué pasa mi niña?-

-Alguien me rompió el corazón-

-Oh, lo siento- dijo abrazandome. -¿Qué fue lo que te hizo ella?-

-¿Cómo sabes que es una mujer?- Mi abuelo sabía todo de mi y no tenía problema con eso.

-Porque no llorarias así por un hombre. Creo- respondió remarcando el "creo"

Me reí. -Es cierto.. me engaño y todavía me cuesta creerlo, era tan perfecta-

-Oh, maldita. Y cariño, nadie es perfecto-

- Lo sé abuelo, pero ella si parecía serlo y me enoja tanto no haberme dado cuenta que era igual a todos. Soy una tonta.-

- No tenías como saberlo. Y la tonta es ella por haber perdido a semejante mujer y no lo digo porque sea tu abuelo-.

Le sonreí y seguimos caminando.

La semana terminó, mis abuelos se fueron a su nueva ciudad y yo volví a la mía.

Cuando estuve en la entrada de mi casa me tomo varios minutos abrir la puerta, adentro quedaban restos de nosotras, restos de mi amor por ella y me costó entrar a mi propia casa y volví a odiar a Elena. Habían tantas cosas de ella regadas en cada cuarto de mi casa que quise que viniera un tornado y se llevara todo y cada uno de sus rincones.

Abrí una botella de vino, busque bolsas de basura y con rabia comencé a meter todas y cada una de sus cosas, mientras las lágrimas caían sin permiso por mi rostro.

La Canción De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora