Capítulo 35

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—Hace frío— susurra.

—Si—Me despego del abrazo para levantarme pero ella vuelve a abrazarme y aprovecha para girar y quedar arriba mío.
Desata el nudo de mi toallon y me da un corto beso, se levanta y se acomoda bien en la cama para taparse con el acolchado.

—Ven—Me pide y yo le obedezco acomodandome a su lado.

—Arriba mio— me ordena y como un soldado raso sigo su orden.
—Siéntate—. Lo hago y nuestros centros se rozan, muerde su labio inferior y se sienta para besarme, me muerde los labios Y pone una de sus manos en mi cintura, la otra está en mi rostro, mis manos se enredan con sus rulos.

La beso intentando saciarme de sus labios, pero ocurre lo contrario, cada vez quiero quedarme más tiempo sobre su boca.Baja la mano que tiene en mi cintura por mis piernas e intenta tocarme, soy más rápida y antes de que llegue se la agarró. Le doy un último beso y la empujó suave para que su espalda caiga contra el colchón. Quedó a ahorcajadas sobre ella Me muevo lento, mientras nos miramos a los ojos, sus manos se enredan con las mías cuando aumento el ritmo.
En el momento que necesita más comienza a moverse también.

—Aaaah elenaaaaa— grita cuando el orgasmo llego.

Terminamos y volvemos a comenzar no una, ni dos, sino tres veces hasta que nuestros cuerpos cansados caen en un profundo sueño.

—Buenos días mi amor—le saludo al despertar.

—Buenos días cariño.

—Vamos a desayunar— digo levantándome de la cama, ella hace lo mismo.

—Espera, ¿quienes están abajo?—Pregunta al oír voces cuando estamos saliendo del cuarto.

—Mis abuelos.

—¿Y tus abuelos saben?.

—Mi gusto por las mujeres? si.

—Okey- me toma de la mano para bajar a la cocina.

—Buenos días— saludo con un beso a cada uno de mis abuelos.

—Buenos días Elenita —me devuelven el saludo.

—Buenos días—saluda Amely tímidamente sin soltar mi mano.

—Buenos días Amely— la saluda mi abuela Pilar.

—Buenos días— responden los demás.

—¿Se conocen?— pregunta mi abuela Carmen.

—Es la nieta del amigo de Sergio. ¿Recuerdan que el otro día lo vimos?.

—Ah, si. Lo recuerdo— sonríe mi abuela Carmen.

Hablan entre ellos mientras Amely y yo tomamos asiento.

—Al parecer es más que la nieta del amigo de Sergio— observa divertido mi abuelo Ulises.

—Es su profesora.

—Elenitaaa ¿Te enrollaste con tu profesora?.

—¿Y como no? Miren lo linda que es.

Amely se sonroja y esconde su rostro en sus manos.

—Técnicamente no era su profesora cuando me conquistó— interviene.

—Es cierto.

Amely les cuenta sobre la primera vez que nos vimos, como nos enamoramos, le cuenta lo de Nuria les habla de su "odio" y de como aclaramos las cosas.

—Woow ¿Y entonces ahora volvieron?.

Amely me mira expectante.

—No. claro que no.

—¿Y eso?.

—Si algo aprendí en mi niñez con aquellos álbumes que me compraban es que figurita repetida no los completa.

—Ay Elenaa— me reprocha divertido mi abuelo.

—¿Me estás diciendo figurita?— me dedica una mirada fulminante. Le sonrío y no le respondo.

—¿Vienen a almorzar?—les pregunto.

—Si.

—Entonces prepararé algo.

—Quédate Amely— la invita mi abuelo Sergio antes de que se marcharán.

Levanto las cosas de la mesa y las llevo al fregadero.

—Pendeja ¿Como es eso de que soy una figurita?—pregunta levantándose de la silla.

—Y que figurita- me muerdo el labio mirandola.

—¿Así que no volvimos?— pregunta arqueando las cejas.

—No. ¿Acaso quieres que vuelva contigo?.

—Oh no. Claro que no. Ya sabes no me gusta eso de repetir figuritas— se encoge de hombros y me sonríe.

Pongo mis manos en su cadera y le doy un beso fugaz.

—¿Esta segura de eso profe?— pregunto con voz sensual.

—Si—responde firme.

Le sonrío y voy dejando un camino de besos por sus mejillas hasta llegar a su cuello.

—¿Muy segura?.

—Si dejarás de besarme el cuello lo estaría— apunta.

—¿Quiere que me detenga, profe?.

—Ni se te ocurra— me dice con voz jadeante.

Sigo unos minutos y luego me arrodillo ante ella.

—¿Vas a rezar?— Me pregunta divertida.

—Haré algo mejor.

Le bajo el pantalón y las bragas de una sola vez, acerco mi rostro a su sexo y empiezo a dejarle besos, saco mi lengua y recorro cada uno de sus pliegues, con voz ronca me pide más y yo obedezco hasta que termina con mi nombre saliendo de su boca.
Le acomodo la ropa y subo a besarla, me estrecha en sus brazos y me da besos en la cara.

—Figurita— Le llamo y me mira —Creo que voy a repetirte.

Se echa a reír —eres una boba cariño.

—Una boba enamorada de ti.

—Ay Elenitaaaa —dice en un tono de voz dulce y suave— Te amo tanto.

—Y yo a ti. No sabes cuanto.

La Canción De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora