Capítulo 11

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El taxi nos dejo frente a nuestras casas, yo subí a mi departamento y Amely entro a su casa. me bañe, cambie, agarre la guitarra, una manta y cruce a la casa de Amely.

—Amely— grito cuando estoy en la puerta de entrada.

—En el baño— Me responde. Unos minutos más tarde sale envuelta en el toallon.

—Hola— le saludo de nuevo a pesar de que solo nos separamos menos de una hora.

—Hola mi corazón— me devuelve el saludo— todavía no prepare nada.

—¿Que cosa?.

—El mate—me responde obvia.

—Oh,ya. si queres lo busco.

—Si. y hay para hacer sándwiches.¿ los preparas? porfi.

—Si,si. yo lo hago.

—Gracias— me dice y vuelve a su habitación para aparecer un rato después cambiada, con la cartera en el hombro y unos toallones playeros. yo estaba sentada en la cocina con las cosas listas sobre la mesada. —¿lista?— pregunte.

—Si, ya esta.

—Okey— levante el set de mate, la manta y la guitarra. ella agarro las demás cosas y caminamos hasta el auto, subimos las cosas y nos pusimos en marcha.

No se si andamos dos cuadras y me quede dormida. Amely me despertó después de haber bajado todas las cosas del auto.

—Hora de despertar—me toca el hombro despacio.

—No— me quejo, aún con los ojos cerrados.

—Ya llegamos, mi corazón. 

—¿Quee?.

—Que te despiertes— dice acariciando mi rostro.

Mi mente tardo unos segundos en procesar donde estamos y abro los ojos. - mm perdón, tenía sueño - me disculpo bajando del auto.

-No te preocupes- me sonríe y caminamos de la mano hasta donde se encontraban nuestras cosas, nos sentamos y después de contemplar el mar unos minutos, apoyo su cabeza sobre mi hombro.

—Amely.

— ¿Mm?.

—¿Por que te dedicaste a la docencia ?. Digo podrías sólo ser historiadora —indague.

—Por mis abuelos, eran maestros. Mi abuelo era director en una escuela secundaria. Pase toda mi niñez entre aulas.

—Ash, ¿Y tus papás y hermanos?.

—Mis padres trabajaban y mis hermanos estaban en la secundaria. Soy diez años menor que él del medio, así que casi me criaron las aulas —se ríe.

—Ah.. ¿fue una buena infancia?.

—La mejor. Mis abuelos son los mejores. Algún día los conocerás.

—Me encantaría— le sonreí.

-—Genial. ¿Y tus papás a que se dedican?— pregunta.

—Los dos son abogados.

—Eso es genial... ¿Y por qué periodismo?.

—No se, siempre me gustó comunicar, informar y ese tipo de cosas, estuve en el periódico escolar.

—Que brillante mi chica.

—¿Tú chica?— Pregunto enmarcando las cejas

—Si. Mia— dijo abrazándome, también la abrace y deje un beso en su mejilla— Tengo hambre. ¿Preparo el mate?.

—Si. Yo también— Rompimos el abrazo, preparo el mate y se puso a cebar, mientras comíamos sándwiches de queso. cuando terminamos de tomar mates y comer nos quedamos, apreciando el paisaje.

—Sabes amo venir a la playa en otoño. Creo que me gusta más que en verano— dije tumbándome sobre el toallon.

—¿De verdad? Yo igual.

—Si,lo lindo de la playa...

—Sin todo el bullicio de la gente—me interrumpe.

—Exacto —me reí, y ella sonrió, saco un libro de su bolso, recostó su cabeza en mis piernas y empezó a leer en silencio.

—Me encanta— dijo de repente

—¿Bécquer?— pregunto sin saber que libro es.

—No, Elvira Sastre.

—Leí algo de ella. ¿Qué poema es?.

—Este, escucha: " a ti podría decirte que para mi cualquier lugar es mi casa si eres tu quien me abre la puerta".... 

—Si, lo había leído. Me encanta.

—A mi igual —dijo emocionada.

—Cada día descubro que tenemos muchas cosas en común.

—Si, es verdad. Eso me gusta mucho.

Le sonreí, le di un beso en la frente a modo de respuesta y me quedé acariciando su cabello mientras ella leía para ambas.

—¿Vamos a caminar?—preguntó después de leer por una hora.

—Si vamos— me saque las zapatillas ella hizo lo mismo. Y empezamos a caminar tomadas de la mano.

—Lena—me llama.

— ¿Mm?— interrogue mirándola.

—Te quiero.

—Yo también te quiero Amely—. Le sonreí y ella me beso. Nos besamos, y después, aprovechando que estaba descalza entre corriendo al mar, hasta que el agua alcanzo mis rodillas.

—Voy a sacarte una foto— grita Amely

Me quedé quieta para que lo hiciera. —Veni—grito.

—No, ni loca meto los pies ahí, debe estar helada.

—No tanto. solo un poquito— mentí.

Me hizo caso y entro apenas al mar. —Elenaaa, está helada. Salí, te podes enfermar— grita saliendo del agua.

Tenía razón, estaba helada y me podía enfermar así que salí corriendo y la abrace.

—Ahora que estas aquí podemos hacernos una foto.

 —Sii.— posamos y nos sacamos nuestras primeras fotos juntas. Después de contemplar el mar un rato más, decidimos que ya era tiempo de volver, y emprendimos el camino a casa.

La Canción De Medianoche Donde viven las historias. Descúbrelo ahora