Capítulo 19.

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Capítulo 19

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Capítulo 19.

(Adrián).

🪶

«¡No!». Grité en mis adentros cuando abrí los ojos de repente. «¿Cómo pude quedarme dormido cuando mi Aly peligraba?».

Traté de caer en tiempo al fruncir el ceño y frotar mi frente por un momento. Sentía que la cabeza quería estallarme y que las articulaciones de cada parte de mi cuerpo se comprimían. El inmenso dolor en los huesos torturaba mi sistema y solo quería correr hacia el baño para vomitar cuando las náuseas se adueñaron de mi estómago.

No obstante, algo extraño estaba sucediendo en mí, porque cada vez sentía como los catastróficos síntomas se aliviaban poco a poco. Cuando estiré mi cuerpo con cierta dificultad, miré hacia la puerta que se dirigía hacia el balcón de la suite y me fijé en que ya había anochecido. Fruncí el ceño y de repente caí en tiempo.

—Aly, mi amor —me giré de repente y sacudí su cuerpo levemente para que me respondiera, ya que me daba la espalda y su cabello negro azulado se esparcía sobre el colchón—. Aly, bebé —acaricié su cabeza, pero continuaba sin responder—. Sé que estás agotada, pero al menos respóndeme para comprobar que sigues consciente —achiqué los ojos con extrañeza cuando toqué su brazo descubierto, ya que se había mantenido desnuda en todo momento—. Alysha Nerea, no me jodas —sonreí con sorna al sentir su piel helada.

No respondió en ningún momento, así que supuse que se había sumergido en un profundo sueño debido a la fiebre que había desprendido de su sistema corporal. Toqué varias partes de su cuerpo al sentir que continuaba helada y que no desprendía sudor por la fiebre. Ni siquiera temblaba y tampoco la escuchaba balbucear ninguna incoherencia.

—¿Aly? —las alertas en mi sistema comenzaron a alterarse—. Aly, respóndeme, por favor —agité su brazo, pero su cuerpo parecía más desgarbado de lo normal.

Cuando me levanté de la cama y la rodeé para acercarme a ella y ubicarme frente a frente, sentí como el mundo se me caía cuando agarré mi pelo con fuerza al ver que salía espuma de su boca y que sus ojos se mantenían abiertos en una misma dirección.

—¡Aly, no! —grité con furia y dolor—. ¡No, no, no! —me acerqué por completo y la abracé con desesperación—. ¡No, mi amor! —me quebré en llanto—. ¡No me dejes solo, por favor! ¡No me hagas esto ahora! —las lágrimas continuaban escapando de mis ojos cuando los escondí en su cuello, sintiendo como su cuerpo inerte se desmoronaba con mi agarre—. ¡Dios, no! ¡Esto no me puede estar pasando! —mi lloriqueo era catártico cuando verifiqué su pulso y comprobé que la niña de mis ojos había muerto a mi lado.

MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora