Capítulo 37.
Había perdido la noción del tiempo en los brazos del hombre que amaba. Podía sentir como el calor de su piel me reconfortaba al abrazarme desde atrás, con una de sus manos colocada sobre mis pechos. En el frío ambiente se mantenía impregnado el olor a sexo mientras las sábanas de la extensa cama cubría a medias nuestros desnudos cuerpos. No sabía qué hora era, pero desde mi posición podía percibir que ya había oscurecido y que nevaba más de lo común.
—Mi niña —Adrián musitó por lo bajo cuando me removí sobre el colchón—. Me encanta como hueles después de hacerlo —se estremeció al continuar abrazándome con decisión.
Me reí por lo bajo cuando plasmó besos sobre mi hombro, causándome cosquillas con su barba de varios días. No solo sentía que me moría de hambre, sino que mi vientre protestaba una vez más por otra ronda de sexo, así que giré mi cuerpo hasta que volvimos a mirarnos fijamente y me dispuse a acariciar su mejilla de manera sugerente.
—Así que quieres más, mi glotona —se mordió el labio inferior y una sonrisa perversa brotó de sus apetecibles labios cuando me senté sobre su entrepierna.
Las sábanas cayeron sobre nuestras caderas cuando comencé a removerme sobre su miembro que volvía a estar contento de verme. El ojiverde estiró sus brazos y colocó sus manos sobre mis pechos, masajeándolos con experticia, mientras que yo hacía oscilar mi cintura en un juego de seducción y provocación.
—Toda una insaciable —se relamió el labio inferior y cuando elevó su cuerpo, apoyé mis manos sobre sus hombros, mientras que él comenzó a comerme el cuello a besos—. Vamos, bebé —me alentó cuando sujetó su miembro bajo mi entrepierna—. Móntame, que voy a volver a echártela adentro.
—Sí, papi —entrecerré los ojos y besé sus labios con pasión, a punto de hacer lo que me había pedido. Sin embargo, algo inesperado me sucedió—: Espera, espera —detuve nuestro erótico y caliente momento cuando las náuseas se apoderaron de mí.
—¿Qué sucede? —frunció el ceño, intentando caer en tiempo.
—Creo que voy a vomitar.
—¿Otra vez? —bufó y su expresión endulzada se agrietó.
Me alejé de su cuerpo como pude y me levanté de la cama. En cuanto salí corriendo hacia el baño y asomé mi cabeza en el inodoro, comencé a vomitar hasta que me sentí sedienta. Adrián se asomó en el marco de la puerta y se cruzó de brazos al mantenerse desnudo y con la erección que yo le había provocado.
—Andy, si no quieres verme así, no tienes que hacerlo —le resté importancia a mi situación, ya que no quería estresarlo con mi embarazo—. No quiero que te sientas obligado a acompañarme en todo esto.
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MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 5) Lo inevitable no solo ha desatado una ola de emociones dolorosas entre Adrián y Alysha por la decisión que ella ha tomado en base a la pandemia global a la que se enfrentaban, sino que una serie de sucesos al otro lado del mundo, los...