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Capítulo 43.

♪ Holding Back - Lyves ♪

Capítulo 43.

La piel de mis nalgas escocía por los casi cincuenta azotes que había recibido por parte de Adrián. El placer culposo y masoquista se había apoderado de mí.

—Así me gusta ver tu culo, rojo y marcado —sujetó mi cuello desde atrás y elevó mi cuerpo, poniéndome en pie al colocar mi espalda contra su cuerpo—. Porque yo mando —susurró en mi oído y tiró del lóbulo de mi oreja con sus dientes.

—¿Te sientes mucho mejor? —le pregunté al soltar un suspiro lleno de excitación.

—Más desahogado, sí.

Me sorprendía sentir sobre mis nalgas como una nueva erección brotaba de su pantalón.

—Si quieres, podemos seguir con esto, papi rico —froté su entrepierna con mis nalgas al colocar una de sus manos sobre mis pechos.

—Por supuesto que seguiremos con esto —me cargó en sus brazos como si fuese una niña pequeña—, pero luego de que toque el piano para ti —me colocó sobre la caja del instrumento, donde más abajo se ubicaba el atril y el teclado.

—¿Qué haces? —me sonrojé ante sus ojos cuando abrió mis piernas lo más que pudo y besó mi cuello con pasión.

—Cumpliendo otra fantasía sexual —se sentó sobre el banco y recompuso su postura sobre el piano al extender sus brazos y colocar sus dedos sobre el teclado—. Quiero tocar el piano mientras admiro tu desnudez, así que no te atrevas a cerrar tus deliciosas piernas.

—Pero...

—Debo aprovechar que estás recién venida —enarcó las cejas con seriedad—. Siempre te ves deliciosa, pero ahora lo estás aun más con mi lechecita saliendo de ahí adentro —miró mi vagina con detenimiento y comenzó a tocar el piano como si observara las notas musicales de alguna pieza.

Después de tomarse unos minutos deslizando sus dedos sobre el teclado, se levantó del banco junto al piano y sujetó mi cintura, besando mi cuello y mis pechos con fervor y pasión. Cerré los párpados y me dejé llevar por el movimiento de sus labios sobre mi piel y por las caricias de sus expertas manos sobre diferentes partes de mi cuerpo.

—Me encantó esa pieza —le dije con la respiración entrecortada—. ¿Es tuya? —acaricié su cabello con vehemencia y sentí como un escalofrío volvió a invadir mi piel.

—No, el tema se llama Holding Back de Lyves, pero me gustó mucho la melodía y muchas veces practiqué la pieza en el piano y no se me ha dado tan mal —se encogió de hombros y acercó su boca hasta la mía.