Capítulo 22.

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Capítulo 22

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Capítulo 22.

Fruncí el ceño, a pesar de que mantenía los párpados cerrados. El silencio y la tranquilidad causó que abriera los ojos poco a poco. La desorientación reinaba en todo mi sistema, pero mucho más en mi cabeza.

«¿Dónde estaba y qué había ocurrido?».

Con el agotamiento corporal que me carcomía, me senté sobre la cama al apoyar la espalda contra el respaldar. Cuando me di cuenta de donde me encontraba, miré en diferentes direcciones, buscando a Adrián. No lo veía en ningún lado de la habitación y ya me empezaba a preocupar.

—Aly —el ojiverde entró a la habitación con dos vasos de café y unas bolsas—. Hasta que al fin despiertas —dejó las cosas sobre una mesa llena de más bolsas y se sentó a mi lado, examinando mi temperatura corporal.

—¿Qué me pasó? —froté mi frente y el puente de mi nariz, porque había ciertos detalles que no lograba recordar.

—¿No recuerdas nada? —sus ojos engrandecidos me hacían entender que de verdad había estado muy preocupado por mi estado.

—Sí, no —negué con la cabeza—. O sea, recuerdo algunas cosas —intenté recordar con más calma mientras acariciaba mis sienes un poco confundida—. Recuerdo que volviste y me encontraste vomitando. Luego me llevaste hasta la cama y después de eso solo recuerdo como mi cuerpo temblaba sin control —fruncí el ceño al mirarlo fijamente a los ojos—. Después de eso, no recuerdo nada.

—Bueno, es normal que te sientas un poco desorientada y confundida después de lo que te ha ocurrido por el virus —soltó un largo suspiro y procedió a explicarme—: Sufriste un fuerte ataque de convulsión, así que asumo que has perdido la memoria repentinamente —sujetó mi mano y la presionó con calidez—. Mientras continúes descansando, te recuperarás más rápido. Además, en cuanto las cosas se controlen un poco más, tendremos que ir al hospital y realizarnos algunas revisiones para asegurarnos de que no hay más inconvenientes con nuestra salud.

—Sí, lo sé —froté mi cabeza y mi cabello alborotado—. ¿Cuánto tiempo llevaba dormida?

Adrián enarcó las cejas y soltó un leve bufido.

—Casi dos días desde el ataque de convulsión.

—¿En serio? —no lo podía creer, aunque debía admitir que me sentía mucho mejor.

Asintió lentamente, sin dejar de mirarme a los ojos.

—Estuve supervisando tu estado en todo momento —se encogió de hombros—. Te dejé dormir, ya que supuse que lo necesitabas después de todos esos catastróficos síntomas que sufriste.

MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora