Capítulo 5.
Aunque la explosión había causado que los cristales del carro se astillaran, no se quebraron por completo. Las alarmas de algunos vehículos sonaban por todo lo alto a la par y algunas personas comenzaron a salir entre el tráfico para comprobar qué estaba sucediendo.
—Hija, no salgas —me pidió mi madre casi en una súplica—. Puede ser peligroso —sus ojos estaban engrandecidos.
—No quiero hacerlo, pero al menos tengo que intentar divisar qué coño está pasando, porque tenemos que llegar hasta el hotel —le expliqué—. No podemos permitirnos estar atascados más tiempo y parece que esa explosión hará que nos demoremos más en llegar.
Estaba a punto de salir del vehículo para observar desde mi posición qué coño estaba sucediendo cuando el sonido del teléfono de Arnold volvió a resonar por todo lo alto en el interior. Adrián había vuelto a llamar, porque luego de la explosión, por la jodida impresión del momento, había olvidado el detalle.
—No entiendo por qué Adrián se comunica a su teléfono, pero supongo que habrá una explicación media turbia, como siempre —bufé.
—Disculpe, ¿qué ha dicho? —Arnold achicó los ojos. Obviamente, no había entendido lo que había dicho. Por un momento había olvidado que estaba en un país extranjero.
—Solo respóndele —le exhorté con cierto nerviosismo, volviendo a hablar en inglés.
—Doctor Wayne, ya vamos en camino —respondió de inmediato, aunque todavía no se había recuperado por completo de la sorpresiva explosión.
—¡Carajo! —Adrián se quejó—. ¡Ya era hora!
—Sí, claramente ya era hora —interrumpí la llamada, ya que el alta voz estaba activado y su gruñona voz inundaba el interior del vehículo—. ¿Por qué llamaste a Arnold? ¿Acaso lo conoces?
—Aly —su voz se apaciguó por un momento, como si se hubiese ruborizado de que lo hubiera pillado—. Bueno, ya tendremos tiempo para hablar y te lo explicaré —zanjó con más seguridad.
—¿Qué me explicarás? ¿Cómo tu mentecita tan especial se las ingenia para darme extrema seguridad? —enarqué las cejas, algo ruborizada—. Es cierto que ha sido extremo, como siempre, pero Arnold ha sido de gran ayuda para nosotras.
—Me alegra escuchar eso, pero controla esa lengua viperina —espetó—. No olvides que me escucho en el alta voz y que todos en el carro se están enterando de nuestra conversación.
De repente, me acomodé sobre el asiento posterior y recobré mi compostura al observar como mi madre se había quedado en silencio con su teléfono pegado a su oreja, escuchando todo lo que Adrián y yo nos decíamos. Sin mencionar que Arnold no entendía un carajo el idioma español.
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MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 5) Lo inevitable no solo ha desatado una ola de emociones dolorosas entre Adrián y Alysha por la decisión que ella ha tomado en base a la pandemia global a la que se enfrentaban, sino que una serie de sucesos al otro lado del mundo, los...