Capítulo 32.

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Capítulo 32

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Capítulo 32.

Me quedé atónita ante su acción de haberme dejado con las palabras en la boca. Sin embargo, tampoco esperaba que fuese a reaccionar de la mejor manera, ya que saber que estaba embarazada había sido como si me hubiese caído un balde de agua fría, así que no esperaba que él se lo fuese a tomar como lo mejor que le hubiera pasado en la vida. Aunque, muy en el fondo y en algún futuro, yo sí quería sentirme como que tener un hijo suyo era lo mejor que me había pasado.

Después de varios minutos, pensando si ya debía regresar a la habitación o esperar más tiempo para que el tenso ambiente se calmara, decidí volver. Caminé lentamente durante el trayecto, queriendo ganar más tiempo para no tener que enfrentarme al Adrián temperamental. Sin embargo, cuando al fin me detuve en la puerta, lo pensé un par de veces más antes de acceder a la suite por completo. Achiqué los ojos cuando no lo vi por ningún lado. Mi preocupación incrementó cuando comencé a pensar lo peor:

«Se habrá ido a emborracharse cómo la última vez?».

«¿Se habrá marchado del hotel dejándome sola?».

«¿Me habrá abandonado después de mi confesión?».

Caminé hacia el balcón de la suite y con cierta nostalgia perdí mi mirada en el exterior, observando la Torre Eiffel y el nocturno y frío ambiente parisino. Apoyé mi cuerpo junto al marco de la puerta acristalada que se encontraba media abierta y posé mi mano sobre mi vientre.

—¿Sabes? —hablé conmigo misma, como si la cosita diminuta pudiese oírme—. Has llegado a mi vida en el momento menos indicado, pero eso no significa que no te vaya a recibir con mis brazos abiertos —presioné los labios por algunos segundos y sequé una lágrima que descendió sobre mi mejilla—. No sé si él vaya a amarte, pero te aseguro que yo sí aprenderé a hacerlo —bostecé, agotada y sintiendo como el cansancio se apoderaba de mí.

Cuando me senté sobre mi lado de la cama, me quité los tacones y me acosté sobre el colchón como mismo había regresado. Quería quedarme vestida por si no regresaba y tenía que salir a buscarlo. Sin embargo, decidí darle espacio y tiempo para que asimilara la noticia. También me preguntaba cómo la estaría pasando Gloria con la situación que se tornaba muy parecida a la mía.

En cuanto cerré los párpados y me quedé dormida por un rato, un leve estruendo me sobresaltó y causó que me despertara de golpe. Fruncí el ceño al sacudir levemente la cabeza y fijé mi mirada en Adrián, quien había regresado, aunque manteniendo un serio y sombrío semblante.

«No te fuiste», pensé emocionada al ver que no salió huyendo.

—Andy, ¿dónde estabas? —le pregunté por lo bajo, sintiendo un poco de timidez al ver su comportamiento tan tenso e imponente—. ¿Wayne?

No me respondió, ya que solo se limitó a colocar una bolsa plástica sobre la mesa con varios artículos que no lograba divisar desde mi posición.

—¿Me dirás a dónde fuiste? —volví a preguntarle al ponerme en pie.

MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora