(+21) (Libro 5) Lo inevitable no solo ha desatado una ola de emociones dolorosas entre Adrián y Alysha por la decisión que ella ha tomado en base a la pandemia global a la que se enfrentaban, sino que una serie de sucesos al otro lado del mundo, los...
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Capítulo 16.
Aunque ya lo empezaba a sospechar, confirmar que me había contagiado con el virus MERSRecov-2 era distinto. Por un momento, me permití sentirme impotente y asustada. Era algo que prácticamente se había vuelto inevitable. Sin embargo, el sentimiento de que podría estar entre la vida y la muerte era extraño y una situación expectante.
—No, no, no —Adrián se negó, desesperado, caminando en círculos mientras revolvía su cabello—. Tiene que haber una equivocación.
Fruncí el ceño con tristeza y solté un suspiro para decirle:
—Andy, tú mismo me has dicho hace unos minutos que son autopruebas diseñadas de manera eficaz.
—Sí, pero... —negó con la cabeza repetidas veces. Quería acercarse a mí y lo sabía—. Necesito verlo.
—Espera, por favor —elevé mis manos para que no diera ni un paso más—. ¿Al menos podrías pensar en tu vida por un momento?
Adrián dirigió su mano cerrada hacia su boca y por un momento percibí como mordió su puño. Su temperamento estaba a punto de descontrolarse.
—Escucha...
—¡No, Aly! —rugió al despegar la mano de su boca—. ¡Escúchame tú a mí, porque esto ya está fuera de mi control!
Engrandecí los ojos al ver que sus ojos se humedecieron al mirarme fijamente. Claramente, estaba conteniendo la respiración cada vez que podía.
—¡Podemos resolverlo! —me dijo desesperado, buscando entre las cosas de la caja con las manos temblorosas—. ¡Sí, tiene que haber una solución!
—Andy, ¿qué haces?
—Buscando la vacuna —espetó al continuar rebuscando—. Se supone que debería estar almacenada en el frío para mantener su potencia. Sin embargo, eso no significa que esta no funcione. Es prácticamente una de las primeras que se ha fabricado y casualmente pedí quedarme con una —sonrió frenéticamente cuando encontró un equipo de vacunación con el frasco.
—Adrián, pero nece...
—¡Sí, maldita sea! ¡Aquí está! —me interrumpió y me miró con desesperación al tener los ojos engrandecidos—. ¿¡Ves!? ¡Estarás bien, mi amor! —cuando volvió a intentar acercarse a mí, di varios pasos hacia atrás y él se detuvo—. Aly, no podemos permitir que los síntomas mortales comiencen a agravarse. Sabes perfectamente que son potentes y que con la cura pueden mantenerse controlados mientras tu sistema se hace inmune al virus —dejó el equipo de vacunación sobre la cama.
