Capítulo 41.
Cuando Adrián logró calmarse, se apartó un poco de mi cuerpo y me miró fijamente a los ojos para luego robarme un beso con vehemencia.
—Ya que dices que tendrás amor suficiente para el intruso y para mí, espero que también tengas muchas energías para darnos la misma atención a los dos.
Le puse los ojos en blanco y no dudó en asesinarme con la mirada.
—Hablo en serio —espetó—. No soportaré que le des más atención que a mí. Espero que al menos nos atiendas por igual, ya que no seré tu prioridad —se cruzó de brazos y esquivó mi mirada por un momento.
—No puedo creer que estés poniéndote en el nivel de un bebé que ni siquiera ha nacido y que ni siquiera sabemos qué será.
—Bu-Bueno, yo solo digo —carraspeó y percibí rubor en sus mejillas.
—Primero, por supuesto que a ambos les daría la atención que ameritan —enarqué las cejas—. Segundo, soy de las que creo que no tengo que descuidar mi vida amorosa y sexosa para ser madre. Puedo ser tu mujer y la madre de tu bebé —me encogí de hombros—. Yo que sé. Honestamente, me siento rara hablando de estos temas contigo por el simple hecho de que es algo nuevo para los dos.
—Te entiendo perfectamente —frunció el ceño y negó con la cabeza—. Hablar de cosas de bebés me resulta bastante extraño de momento. Apenas me dijiste lo de tu embarazo hace un par de días y estaba seguro de que casi sufriría un episodio vasovagal, así que dejemos que el tiempo pase y que paso a paso nos adaptemos a esta situación.
—¿En serio sentiste que casi te desmayarías? —bufé—. A ver, Wayne, pero no sientes que te desmayas cuando tienes complejo de semental.
—Sí siento que me desmayo —volvió a ruborizarse—, pero de placer —me aclaró—. Esto de que estés embarazada me cayó como un balde de agua fría. A pesar de lo jodido que es esta situación en estos momentos de nuestras carreras médicas, espero que sea una niña.
—¿Qué? —no pude evitar soltar una risa socarrona.
—Sí, quizá si tenemos una niña, no tendría que sentir tanto estrés de compartirte.
—Yo seré feliz con el hecho de que nazca sano —posé mi mano sobre mi vientre y percibí como él se tensó—. No importa si es ella o él.
Se acomodó junto a mí al tomar la postura para tocar el piano y soltó un pesado suspiro al estirar sus brazos, listo para desplazar sus dedos sobre el teclado.
—Intentaré hacer mi mejor esfuerzo aunque sea ella o él, pero, seamos sinceros, Aly —fanfarroneó—. Si ya tengo que asimilar el hecho de que tendré que compartirte, lo menos que espero es que sea una niña que se parezca a ti. No soportaría tener que compartir tus tetas que son mías con otro. Una pequeña es más pasable para mí.
—¿Te estás escuchando? —bufé, sonriendo y negando con la cabeza.
—¿Ahora qué dije?
—Wayne, sabes perfectamente que puede ser cualquiera de las dos posibilidades.
—Aly, soy médico —me recordó con sarcasmo—. Soy tu superior y con eso quiero decir que me estoy fijando en todos los detalles, aunque no lo parezca.
—Ah, ¿sí? —lo miré con más ilusión—. Entonces, ¿has estado pensando mucho en ella o él?
—Bueno, yo... —pasó una mano por los mechones de su frente y carraspeó—. Lo que quería decir es que en cuanto lleguemos a Puerto Rico tendrás que hacerte una revisión para asegurarnos de que todo esté yendo en control con el intruso.
—¿Te estás preocupando? —sentía que mis ojos eran chispas destellantes y que mi corazón se saldría de mi caja torácica.
—No hay que exagerar —esquivó mis ojos, queriendo tocar el piano—. Te recuerdo que no sabemos el tiempo de gestación y que enfermaste gravemente por el virus —se encogió de hombros—. Pienso que deberías hacerte una revisión para... —carraspeó—. Bueno, ya sabes, para salir de dudas.
—Tiene razón, señor director —coloqué mi mano sobre una de sus piernas, muy cerca de su miembro—. Sin embargo, debo decirle que siento que todo está bien con el bebé, porque cada vez que lo veo o estoy muy cerca de usted, el intruso se pone contento y yo me excito muy rápido.
—Aly, por favor, que estás embarazada y debes cuidarte un poco más —me recalcó con cierta diversión en su voz—. ¿No te cansa que yo te dé duro?
Me mordí el labio inferior y comencé a acariciar su miembro a través de la tela de su pantalón.
—Realmente, ya veo que no —se respondió él mismo con cierto sarcasmo—, porque ha sido una de las razones por la cual te he embarazado. Lo peor es que estoy muy jodido con tus arranques, porque no pienso perder el tiempo para hacértelo y seguir echándotela adentro —colocó su mano sobre la mía y la guio más al centro de su pantalón—. Quería tocar una pieza para ti primero, pero podemos posponerlo por un momento si quieres que te lo haga sobre el piano —se giró bruscamente hacia mí y me acaparó contra su cuerpo, besándome la boca de manera voraz.
—¿Qué? —engrandecí los ojos entre cada beso—. ¿Quieres metérmelo encima del piano? —la adrenalina comenzó a dominarme.
—Sí, pero primero quiero lamértela toda hasta que te vengas en mi boca—se levantó del asiento junto a mí y luego me colocó sobre el instrumento con cierta desesperación, abriendo mi cubre batas para quitar mi bata de seda y mi tanga con agilidad—. Juro que desde hacen días deseo escupirla, llenarla de saliva y meterte la lengua hasta que me pongas esos ojos en blanco —abrió mis piernas con brusquedad y se agachó, listo para hacerme sentir placer sobre el piano, mientras la luz de la luna y de las farolas del exterior de las calles parisinas alumbraban nuestros cuerpos al colarse a través de una de las ventanas.
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MCP | La Cura ©️ (¡Completa!) ✓
Romance(+21) (Libro 5) Lo inevitable no solo ha desatado una ola de emociones dolorosas entre Adrián y Alysha por la decisión que ella ha tomado en base a la pandemia global a la que se enfrentaban, sino que una serie de sucesos al otro lado del mundo, los...