II

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Christopher

en cuanto la comandante se desocupe le dices que venga a mi oficina. —le dije a la tonta de Laurens quien miraba con confusión.

—claro

Entré a mi oficina y la cerré fuertemente. Ya sabía de la llegada de Katherina, la pequeña gata que me volvía loco. Desde que entramos en la adolescencia la chica me pone la polla dura. Esta tan caliente y hermosa como siempre. A Katherina la conocí desde que nació, no recuerdo mucho de nuestra infancia pero si momentos memorables.


***11 años***

David me quiso besar...—dijo Katherina arreglando su cabello. —yo no se besar Chris...

—tranquilízate Kat.

—¿me enseñas? —preguntó. —tú ya haz besado a muchas chicas de la escuela, si tú me enseñas no pasaré tanta vergüenza.

Relamí mis labios y le contesté. —está bien, con tal de que dejes de quejarte.

Tomé su rostro entre mis manos y estampé mis labios con los de ella en un suave e inocente beso. El placer no me duró por culpa de Alex.

—¡¿que están haciendo?! —nos regañó.

—nada malo, el solo me ayudaba. —Katherina se separó de golpe y volvió a jugar con su cabello. —o eso creo...

***

El chillido del teléfono con la voz de Laurens me sacó de mi trance.

—la teniente James quiere verlo Coronel.

Rachel me tiene con los huevos hinchados. Siempre busca una excusa para estar llorándome, odio a las personas que se acobardan por ningún puto motivo.

—dile que voy.

Me levanté de mi silla y fui a abrirle la puerta.

—¿que quieres ahora Rachel?

—¿tenías una relación con la comandante? —sollozó —te la cogías.

—si, al igual que a muchas. —respondí frustrado. —pero eso a ti que te importa.

—me importas tu, tenemos una relación, como piensas que me sentí cuando Alexandra empezó a alardear de lo feliz que eras con ella.

—tu y yo no tenemos una relación. —suspiré. —Rachel te pediré lo más amable posible que te largues de aquí, todos me tienen harto, ¡pero especialmente tu!

—no me digas eso Chris, yo te amo y tu a mi...

—¡Claro que no!, que tipo de ideas pendejas  tienes en la cabeza —era duro con cada palabra que escupía, pero no me podía importar menos. —si fui por ti, era porque pensé que estabas embarazada de mi, porque llevabas a mi hijo en tu vientre. Eras buena follando raichil —dije su apodo con sarcasmo. —pero todo se fue a la mierda desde que te obsesionaste con una idea inexistente, no hay, y no abra y nosotros...

Su cara se alargó, sus ojos estaban rojos, y apretaba sus labios.

—eso no es cierto... —musitó.

—largo.

—Christopher...—rogó

—Coronel, soy tu superior, y te dirigirás como tal de ahora en más, vete...

Salió hecha un mar. En el fondo sentía algo de pena, pero lo suficiente como para ir a consolarla, o si quiera pedirle un perdón.

***

"DESCARADA" -Christopher Morgan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora