"DESCARADA" -Christopher Morgan

XX. II

Parte 2

—me dijiste que ibas a Russia —le reclama Alex a katherina.

—Alex... —katherina desvía su mirada hacia Sara, ella niega dando a entender que no le dije nada.

—discutimos eso luego, sólo quiero que me niegues lo que estoy imaginando...

—Alex...¡te lo iba a decir! —grita katherina llorando falsamente. Regina mantenía una sonrisa deleitándose con la disputa. —y tengo una explicación lógica...

—¡¿son hijos de Christopher?! —pregunta y katherina asiente. El ministro se lleva una mano al pecho simulando un ataque. —pensé que mi primer infarto me lo iba a dar Christopher, ¡no tu!

—¡no se puede morir aún! —grita Nat cayendo en el piso y abrazando la rodilla de Alex. —¡aún no estoy en el testamento!

—esto parece un videojuego, vamos desbloqueando un personaje nuevo cada mes, y Christopher es el personaje legendario. —dice aleksei tomando asiento lado de regina.

Un silencio extraño inundó la sala por algunos minutos.

—es una niña —señala Alex a Natasha.

—¡ugh! ¿Porque todos se sorprenden?, ¿Las niñas son alienígenas y yo no sabía? —responde molesta.

—Alex —lo llama reece —cálmate, no te sientes feliz de que tienes dos morgan más en la familia.

—me hubiera encantado saberlo hace años... —Alex toma asiento al lado de su madre quien más tiene su cara de satisfacción. —¿y usted lo sabía y no dijo nada?

—Si —respondió con desinterés.

—¿cual es el siguiente aspecto a desbloquear mamá? —pregunta aleksei. —digo ya tenemos 3 aspectos comunes...Регина, ты обычный вид... Прости —Regina, eres un aspecto común... lo lamento. —tu también eres un aspecto común abi —le dice a Sara —y tú también tío reece.

—el abuelo Alex es un aspecto raro —dice su hermana. —queremos otro aspecto raro mamá, ¿el tío Patrick o la tía Alexandra tal vez?

Katherina no respondió tenía la mirada perdida en todas las paredes de la casa.

—iré a servir el pastel de nueces que le hice a nat —dice Sara retirándose a la cocina. —vuelvo pronto.

Katherina

No se como carajo Alex se enteró, aunque creo que es mi culpa por no ser precavida, obviamente iba empezar a sospechar en cuento saliera por más meses. Ahora lo que me preocupa es que quiera llevarse a los niños a Londres.

—quita esa cara abu —Natasha se arrodilla en el sofa toma la cara de Alex en sus pequeña y suaves manos. —yo si estoy feliz porque Allas seguido a mi mamá aquí. —mi hija aprovecha la situación para abrazar el cuello de Alex. Sonrío al ver que el la recibe arreglando su cabello de paso.

—Alex —lo llamo.

—traicionera.

Ruedo los ojos ante su respuesta —hay otra cosa que debo decirte. —veo a reece de reojo y Alex asiente para que hable. —Damon más hermano esta aquí también...

—¿que?, ¿porque?

—ilegalmente —hice énfasis —lo mande a buscar...

—ósea lo secuestraste —me interrumpe

—No... Si —juego un poco con los mechones de mi cabello —es mi ultima carta contra antoni.

Alex suspira colocando a Nat en su regazo. —¿algo más que me estés ocultando?

Ilenko...—es un poco más grave te lo dire después...

—Damiano es un bebé muy llorón...—dice aleksei.

—Damon —lo corrijo.

—yo lo llamo Damiano.  —me responde.

—cielo, ¿no tienes practicas de box?

—prefiero pasar tiempo de calidad con mi abu. —aleksei se cambia de sofá y pasa al lado de Alex.

Alex se pasa la tarde con los niños. Raramente eso me alegra el corazón e imagino a Christopher en lugar de Alex. Me duele saber que probablemente nada de eso vaya a ocurrir algún día.

...

Al caer la noche y después de arropar a los niños, me adentro a la recámara de Alex con los brazos cruzados. Se encontraba en el balcón tomando una copa de alcohol.

—perdóname...—me apresuro a decir. —tenía miedo de decírtelo. —Alex ni siquiera voltea a verme y eso me quema por dentro. El sabía lo mucho que me jodia sentirme culpable de algo. —joder Alex, insultame, pégame si quieres pero noté quedes callado.

—¿y que quieres que haga?, katherina no ves la magnitud del asunto. —por fin me encara. —crees que esto no me afecta.

—trata de comprenderme tú a mi, Alex.

—¿comprender tus desiciones egoístas? No lo creo.

—¿egoísta en que forma? —dije en casi un grito. —tu de verdad crees que si yo me hubiera quedado Christopher hubiera llegado a donde está... o mucho peor, ni si quiera hubiera niños por los que pelear.

Alex  coloca su copa en la baranda del balcón. —no justifica que lo hayas ocultado todo este tiempo, el tiene derecho a saberlo.

—Lo se, y Acepto que me equivoque, pero tenía 15 años cuando me fui, Christopher 16, con la mafia italiana respirándonos en la nuca... y mis padres muertos... Hice cosas de las que hoy me arrepiento Alex, pero si me preguntas irme y no decir nada no fue una de ellas.

—¿a que te refieres?

—por el lado que lo veas le ahorré a Christopher la responsabilidad de dos niños a los 16, tú sabes muy bien que el no hubiera sido capaz de soportar desvelos, cambiar pañales, noches en el hospital, la angustia de saber que tu bebé tiene aunque sea un grado más de la temperatura normal...

—¿y tú porque tomaste ese riesgo kat?

—porque no tenía un motivo para seguir viva, no tengo padres, no tengo hermanos, nada por lo que luchar, y nadie que se preocupara por mi... —sollocé.

—me tienes a mi...

—no es lo mismo Alex, tú tienes a Christopher, a tu madre, hermanos y tienes de regreso a Sara. Yo no tengo nadie más que a ellos... —Alex levanta la cabeza atrayendo la mía su pecho dando un tipo de abrazo reconfortante. —no quería hacerle daño nadie, lo juro.

Duramos en esa posición unos minutos hasta que Alex volvió a romper el silencio.

—¿que es lo otro que querías decirme?

Suspiré limpiando mi nariz. —Romanov... ilenko Romanov, es hijo del hermano de mi abuela.

—¿que?

—¡pero te juro que jamás me e visto en vuelta en sus cosas ni ellos en las mías! —me apresuré a decir. —solo nos mantenemos comunicados y los niños crecieron con ellos, pero juro que no tengo nada que ver con la bratva y no e dado ningún tipo de información de la FEMF.

—¿alguien más sabe de esto?

—los que están en esta casa, a excepción de tu guardaespaldas.

—no le digas eso a nadie más katherina. —Negué, y volvimos al silencio por un par de segundos. Alex volvió a tomar su copa acabándola de un sorbo. Me coloqué a su lado viendo la marea calmada desde el balcón —una niña... joder —volvió a quejarse y reí ante su comportamiento.