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Comenzamos con el cortejo.

La semana iba a comenzar y con ella, el cortejo.

Ambos con un remera y pantalón corto. Joaquín vestía de blanco, Emilio de negro, pies descalzos y libres de cualquier accesorio ó maquillaje. Ellos mismos, en su totalidad.

Joaquín suspiró tomando la mano de Emilio, ambos caminaron hasta la orilla de la piscina. Una mesa con varias cosas sobre ella los esperaba.

Se miraron de frente, tomando sus dos manos.

- Joaquín Barquín López. Te pido que me des el beneficio de la duda, quiero ser tu Alfa. Cuidarte, amarte y protegerte, hasta el momento en que dé mi último suspiro.

Joaquín mordió su labio, sosteniendo su mirada en los ojos del Alfa.

- Encontremos un camino, Omega. Ilumíname el sendero.

Joaquín asiente, inclinando su cabeza. Emilio tomó la corona de flores de la mesa y con cuidado la colocó sobre el cabello de Joaquín.

El Omega levantó la mirada, Emilio lo observó. Tan deslumbrante cómo siempre, luciendo tan frágil.

- Emilio, ésto es... precioso. Yo - Yo no lo merezco, Alfa. Es demasiado.

- Joaquín, Joaquín. Es lo mínimo que mereces, Omega. Todo ésto. - Emilio señaló todo a su alrededor con la palma abierta-. Es porque tú lo vales.

Emilio sirvió agua, en las dos copas sobre la mesa. Ambas estaban pintadas a mano, miel y café brillaban en la decoración de ambos recipientes.

- El Agua es vital, Omega. Cambiamos, nos unimos, nos adaptamos al otro. - Emilio toma las copas y le ofrece una a Joaquín, quién la toma - Te doy de mí tú y me das de tí.

El Alfa se inclinó, le sonrió al ver los ojitos del Omega y ofreció de su copa, dándole de beber. Volviendo a su posición inicial.

Joaquín inhaló, avanzando hasta el Alfa, sosteniendo su propia copa. Emilio se inclinó para que el Omega no se pusiera de puntitas. Joaquín le ofreció de su copa, Emilio bebió del agua. Joaquín volvió a su antigua posición.

Ambos dejaron con cuidado las copas sobre la mesa, Emilio tomó la cajita de terciopelo de la mesa. Abriéndola en dirección al Omega con lentitud.

Joaquín cubrió por un segundo su boca con su mano y miró al Alfa.

- No me pude decidir por un collar para tí... Ninguno era digno de tí, Omega. Dulce, delicado... necesitaba algo que te diga a gritos: Te quiero para toda la vida. - Emilio dejó la cajita sobre la mesa y levantó en sus dedos el collar - Éste es el collar de cortejo de mi madre. - Joaquín jadeó sorprendido - Quiero que seas el primero de muchas generaciones por venir, seamos eternos, Joaquín.

- Acepto tu cortejo, Alfa. Tomaré éstas 4 semanas para que podamos establecer un lazo y así, aceptar al otro, con todas sus pequeñas cosas.

Emilio marcó sus hoyuelos, mirando al Omega tan feliz. Joaquín volteó, dándole la espalda. Emilio se acercó y rodeó su cuello con el collar, con el dije azul brillando contra la piel del Omega, abrochándolo por detrás.

Volvieron a mirarse a los ojos.

Se tomaron de la mano y caminaron al borde, sentándose allí, sus pies hundiéndose en el agua. Dieron un apretón y se dejaron caer dentro.

Empezaron a reír cuándo salieron a la superficie, Emilio tomó a Joaquín de la cintura, sus pechos chocando. Los sumergió a los dos, juntando sus labios bajo el agua.

Alatz // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora