Dónde el cachorro de Emilio reclama al Omega de Joaquín, cómo su mami.
«Gracias por elegirme de entre todas las almas perdidas de éste mundo»
Adaptación Omegaverse Autorizada
Todos los créditos son de la autora original @Illbeyourlight_2809. Grac...
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- ¡Alatz!
El Alfa castaño se acomodó mejor y enderezó la linterna para poder seguir leyendo. Repasó las líneas casi por encima, sabiendo de memoria cada palabra.
Releyendo la corta historio de un príncipe que se convierte en sapo y una doncella acepta ayudarlo, pero también cae en el hechizo, por no ser una princesa.
- ¡Alatz!
El sonido de la puerta siendo abierta con fuerza, sumado a las risitas y las pisadas cerca hicieron que el Alfa apagara la linterna y pegara el libro a su pecho, guardando silencio.
Las pisaditas se alejaron y Alatz suspiró.
- ¡JA!
La puerta del armario se abrió sobresaltando al Alfa. Asher se rió bajito, dejando ver su dentadura, a la que le faltaban algunos dientitos, estiró su mano hasta la nariz de su hermano y le dió un toquecito.
- Te encontré. - sonrió el Omeguita.
Alatz le sonrió apenado. Llevaba escondido un buen rato de sus hermanitos, les dijo que jugaran a las escondidas, pero las habitaciones no estaban permitidas.
El Alfa sólo quería un momento para leer y sólo lo consiguió así, porque sus hermanitos necesitaban mucho de su atención.
- Muy bien, Ash. - felicitó el Alfa y la mejillas regordetas del rizadito se colorearon acompañadas de una sonrisita.
Ambos voltearon cuándo escucharon quejas venir desde la puerta.
- ¡No estaban permitidas las habitaciones! - puchereó Alan, cruzando sus bracitos.
- Lo siento, ¿sí? Prometo ya no hacer trampa.
Alatz levantó su mano dando su palabra y Alan pareció conforme.
El Alfa estaba por salir del armario, para seguir jugando, pero la voz de su padre llegó del pasillo.
- ¡Cachorros!, ¿dónde están? - Asher se movió emocionado, listo para correr hasta papi -. Es hora de bañarse, bebés.
Asher volvió sobre sus pasos, alejándose de la puerta. Alatz abrió los ojos cuándo sus dos hermanitos se abalanzaron hasta él queriendo que les haga un lugar dentro del armario.
A duras penas, entraron los 3 y cerraron la puerta. Prestando atención, por si su padre entraba para guardar silencio.