Emilio volvió a observar lo lindo que era el consultorio dónde estaban, paredes decoradas con dibujos y stikers de dibujitos animados.Alatz volvió a respirar hondo, llamando la atención de Emilio. El cachorro estaba con los ojitos entrecerrados, le habían suministrado un calmante leve para su lobo; para poder controlarlo, en lo que el médico se desocupaba. Un chico, que dijo ser residente, le aseguró que Alatz no tenía nada grave.
El Alfa movía su pierna de arriba hacía abajo, no había extrañado tener que dar explicaciones sobre su cachorro, al final decidió ahorrarse todo para el pediatra. Diego le había alcanzado la carpeta con la historia clínica de Alatz, cada detalle estaba en ella, Emilio quería saltarse las respuestas.
Aristóteles gruñó: La puerta se abrió, dejando ver a un muchacho que, evidentemente, era un Alfa. El médico le sonrió con sus manos metidas en los bolsillos de su bata, se acercó a Emilio.
— Buenas tardes, señor Osorio. Soy Roy Barquín, voy a ser el encargado de su cachorro el día de hoy. — se presentó. El chico extendió su mano, Emilio la observó y rechazó el saludo desviando la mirada.
— Emilio Osorio. —. Emilio centró su mirada en Alatz.
Conocía a los pediatras, ellos sólo veían a su hijo cómo un individuo «que sirve para avanzar en la ciencia», no empezaría a confiar en ellos ahora.
— Lo sé, tranquilo. No eres el primero que no me quiere aquí. — habló animadamente Roy — Ahora..., voy a proceder a revisar a éste hermoso cachorrito. —. El médico caminó a paso lento hasta la camilla dónde descansaba Alatz, afinando su oído: buscando algún indicio de gruñido ó movimiento —. Hola, cielo.
Alatz lo observó con rapidez y le sonrió apenitas, alzando su manita en forma de saludo.
— Vaquita... — soltó Alatz bajito, sin levantar la cabeza de su almohada. Roy le sonrió, se miró su propia bata, señalando la pintura de una «vaca» que le habían hecho ahí sus sobrinos— Unicornio.
Roy soltó una risita y ladeó su cabeza con una sonrisa. Asintió varias veces, alzó sus cejas y dijo:
— Sí, Cielo. Eso son, ó eso dicen mis sobrinos. —. Roy movió con lentitud las manos hasta el infante. El rumor de un gruñido lo hizo enderezarse y sonreír —. Ahora voy a moverte, para poder examinarte... —. Lo tomó por debajo de sus bracitos y lo sentó —. Eso... eres un buen cachorro.
— Si. — susurró el rubio, desviando su mirada cansada hasta su padre. Emilio aún estaba recargado en la pared a unos pasos de la camilla, tenía los brazos cruzados, Alatz le sonrió suave y devolvió la mirada hasta su doctor.
— Voy a revisar tu cuello, cielo. — anunció el pediatra, observando de reojo los rasguños en la nariz del cachorro. Roy bajó apenas la remera de su paciente, suspiró al encontrar lo que esperaba —. Muy bien... Vamos a escuchar tus latidos, ¿hmm? —. Alatz asintió con una sonrisa.
— Heles cómo Alfa. — murmuró Alatz, ganándose la mirada de los dos adultos en la habitación.
— Porque lo soy, Campeón. — contestó Roy, al tiempo que se descolgaba su estetoscopio del cuello, se lo enseñó a su paciente —. Con ésto voy a escuchar tus latidos... — explicó. Emilio puso los ojos en blanco y bufó enojado.
— Él sabe para qué es, ¿sabes? No es la primera vez que lo chequean. — espetó el rizado. Roy volteó a mirarlo, sólo tardó unos instantes en volver a sonreír.
Aristóteles quería saltarle al cuello, morderlo hasta que no respire. Esa sonrisa tatuada en su cara le provocaba ganas de gruñir. La resiente ausencia de su cachorro y lo acontecido horas atrás, no hacían de ese el día correcto, para que un Alfa cualquiera esté tan cerca de su hijo.
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Alatz // Adaptación Emiliaco Omegaverse
FanfictionDónde el cachorro de Emilio reclama al Omega de Joaquín, cómo su mami. «Gracias por elegirme de entre todas las almas perdidas de éste mundo» Adaptación Omegaverse Autorizada Todos los créditos son de la autora original @Illbeyourlight_2809. Grac...