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Alatz se puso de puntitas para ver a sus hermanitos en la cunita del hospital, cómo hace 5 minutos.

- Hola. - saludó el cachorro - Soy Alatz. - se presentó otra vez.

El pequeño estaba ansioso, no podía dejar de decir lo mismo desde que había llegado.

Joaquín se rió suave desde la camilla, tenía una sonrisa cansada, pero estaba feliz. Más tranquilo ahora que la doctora había asegurado que ambos niños estaban bien.

Emilio le pasó el gemelo menor a Joaquín, para que lo amamantara. El Omega lo sostuvo en sus brazos, recordando las instrucciones de la enfermera.

El Alfa levantó al cachorrito mayor y lo meció bajo la mirada de Alatz, el Alfa le sonrió a su hijo y caminó hasta el sillón en la habitación, sentándose con cuidado allí.

Alatz corrió hasta su padre y se subió para estar junto a él. El castaño acercó sus dedos hasta el bebé, quién tenía los ojos bien abiertos. El castañito soltó una risita enternecida cuando su hermanito tomó su dedito en su manita.


- Mira, papá

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- Mira, papá. Me quiere. - murmuró Alatz embobado con el bebé envuelto en el conjunto de dinosaurios que él mismo había elegido.

La puerta se abrió, Emilio desvío su mirada. Sonrió al ver a Niko asomarse. La hora de visita al fin había llegado. Los cachorritos habían nacido el día anterior por la tarde, pero hasta ahora podían visitarlo familiares.

- Felicidades. - susurró Niko entrando con cuidado.

Después de él, entraron el resto de personas. Los padres de Joaquín traían varios globos de colores y los de Emilio traían un peluche cada uno. La pareja estaba un poco triste, porque por lo complicado que fué el nacimiento de los bebés la cantidad de gente que permitían en la habitación era menor.

Eduardo trabajó ese día y los cachorros se quedaron con su niñera. Diego protestó por no poder entrar y Roy tenía guardia esa tarde, avisó que pasaría en algún momento que se pudiera escapar de su supervisor.

- ¡Niko! - saludó Joaquín feliz, luego de saludar a sus padres y suegros.

- ¡Bienvenido al club! - chilló el rubio en voz baja.

Juan tomó al bebé de los brazos de Emilio con cuidado, mientras Niurka alzaba a Alatz para que pudiera seguir viéndolo. Alatz les contó a sus abuelos maternos y paternos que su hermanito le había sonreído.

Los padres de Joaquín no cabían de felicidad. Realmente creyeron que el día que verían a Joaquín en una camilla de hospital, no sería en ese contexto.

Le agradecen a todo que ese no haya sido el final de su cachorro. Le agradecían a Alatz y a Emilio por aparecer.

Emilio se aclaró la garganta llamando la atención de su familia presente y les sonrió.

Alatz // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora