Alatz // Adaptación Emiliaco Omegaverse

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Octavo mes🌹

Joaquín entró a la tienda con su cachorrito de la mano. Su Alfa empujaba el carrito vacío junto a ellos. Alatz se soltó y corrió hasta un estante.

- ¡Éste! -. Alatz tomó un conjunto de dinosaurio -. ¿Podemos?, ¿podemos?

Joaquín se rió y asintió, Alatz saltó emocionado y dejó caer la ropita dentro del carrito.

Alatz se pasó la primera hora metiendo cosas en el carrito y decidiendo qué llevarían y que no. Y cuándo el primer carrito se llenó, Emilio lo dejó en la caja y tomó otro.

- ¿Crees que es una buena idea llevar dos cunas? - murmuró Joaquín pasando la mano por la cunita gris frente a él.

El Omega sabía que una grande bastaba por el momento, de todas formas, los bebés estarían casi siempre en el nido.

- ¿Quieres las dos? - preguntó el Alfa dándole una mirada a su hijo, quién había entrado en la zona de peluches.

Joaquín miró a su Alfa con emoción y asintió. Pasando su vista por los modelos de sabanitas junto a las cunas.

- Todo lo que quieras, Omega.

Alatz volvió corriendo con varios peluches y los lanzó dentro del segundo carrito del día antes de correr al pasillo de juguetes para recién nacidos.

- Tengo que recordarles a mis padres que no dejen que Alatz pase el día en éste lugar. - bufó Emilio viendo a su cachorro moverse por la tienda cómo si fuera su habitación.

Emilio empujó el carrito hasta el pasillo dónde estaba su cachorro. Sus padres habían expandido su compañía, además de tener la marca de ropa, pusieron a trabajar la empresa con productos para mamás y bebés desde que Alatz tenía 2 años.

- Déjalos, Alfa. Les gusta que su nieto haga más divertido su trabajo.

Joaquín puso su mano sobre su gran pancita, que resaltaba en el suéter que llevaba. Alatz corrió hasta su madre con un peluche de vaquita.

- ¡Mira, mamá!, ¡yo dibujé éste! - exclamó exaltado el cachorro y se abrazó al peluche.

- ¿Tú lo diseñaste? - preguntó Joaquín con el ceño fruncido.

- ¡Sí! -. Alatz lo tiró dentro del carrito y corrió a la zona de mantas.

Joaquín miró interrogante a su Alfa, quién tomó dos chupetes de colores diferentes y los puso en el carrito. Emilio cruzó miradas con su Omega y le sonrió.

- ¿Qué?

- ¿Alatz diseña para tus padres?

Emilio asintió despreocupado y empujó el carrito hasta el siguiente pasillo.

- Sí. Desde que tiene 3 años más ó menos. - habló Emilio, echando un vistazo a su alrededor, buscando algo que le gustara.

Joaquín jadeó sorprendido.

- ¡¿3?! - preguntó - ¿Cuántos peluches ha dibujado?

Emilio se carcajeó cómo si Joaquín le hubiera contando el mejor chiste del mundo.

- Dios, Omega... - suspiró - No sólo diseña peluches.

Emilio empujó el carrito por un pasillo al que no habían entrado en toda la tarde y Joaquín casi le dá un ataque al verlo.

Había una gran sección con varios pasillos con un letrero que anunciaba «Alatz» arriba de cada estante.

- ¿Todo? - preguntó Joaquín en un hilo de voz.