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La semana terminaba cálida, sábado en la noche. Joaquín estaba llevando los platos de la sala a la cocina, con ayuda de Emilio.

Alatz dormía en el sillón tras una larga película, los adultos limpiaban todo, listos para ir a dormir.

Cuándo el celular de Joaquín sonó, rompiendo el aura de tranquilidad que reinaba la casa.

— ¿Roy? Es tarde, ¿qué pasa? —. Joaquín frunció el ceño cuándo oyó sirenas de fondo, pero Roy trabajaba en un hospital, así que no le dió importancia.

— Hola, buenas noches... —. Una sensación horrible le recorrió la espalda del Omega, al no oír la voz de su hermano—. Soy Leonardo Grahams, jefe de cirugía general del Diamonds London Hospital. ¿Con quién hablo?

El labio de Joaquín tembló, era el hospital de Roy.

— Joaquín Barquín, s-soy el hermano de Roy. ¿Qué pasa?

Un suspiro largo se oyó del otro lado, un portazo se oyó y después la línea se quedó casi en silencio.

— Carajo, Roy. ¿Porqué tu hermanito? — murmuró para si misma la persona a través de la línea. Joaquín se mordió el labio y miró a su Alfa llegar con unos vasos a la cocina.

— Por favor, dí algo... — rogó Joaquín.

— Joaquín, lo lamento, tu hermano entró a urgencias hace media hora.

El corazón del Omega se frenó, chilló sorprendido mientras lágrimas caían por sus mejillas.

— ¿Roy? — preguntó en un hilo de voz.

— No, Joaquín... Eduardo.

Emilio gruñó al ver a su Omega temblar, lo que sentía su chico no era nada bueno, dejó los vasos en la mesa y se acercó a él. Tomó el teléfono, dejando que Joaquín se abrazace a él.

— ¿Quién?

— Hola, ¿con quién hablo?

— Emilio Osorio.

— Soy Leonardo Grahams, trabajo con Roy. Escucha, él me dió su teléfono para que llame a alguien... Éste es su número de emergencia. —. Un portazo se oyó y mucha gente hablando de fondo —. Le dispararon a su hermano, Eduardo. —. Emilio jadeó sorprendido —. Fuego cruzado, hay varios policías aquí.

— ¿Y Roy?, ¿le avisaron a su Omega? — cuestionó Emilio, acariciando la espalda de su Joaquín cuándo lo escuchó sollozar.

Joaquín se separó de su Alfa con brusquedad cuándo escuchó el llanto bajito de su cachorrito en la otra habitación. Se movió rápido para llegar a él.

— El Omega de Eduardo está aquí, pero estaba muy inquieto. Roy trataba de calmarlo, está..., no es bueno para el bebé.

— ¿Nikolás está ahí? —. Emilio comenzó a moverse hasta la sala, buscando con la mirada a Joaquín —. ¿Y los niños?

— A eso voy... Los dejaron con el vecino, según entendí. Pero Nikolás quiere que Joaquín los cuide, sólo por ésta noche.

— Si, si. Nosotros nos encargamos. Lunas... dile a Roy que me llame cuándo pueda. Gracias...

Emilio cortó la llamada, se movió hasta el sofá dónde Alatz tenía la cabecita apoyada sobre las piernas de Joaquín y éste le acariciaba el cabello con su mano no enyesada.

Emilio suspiró, se acercó a besar a su Omega. Acarició un poco su mejilla, mientras lo cubría con su olor. Joaquín gimoteaba bajito, no queriendo despertar a su hijo.

Alatz // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora