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Joaquín y Alatz estaban en la mesa del comedor pintando unas macetas, sentados uno frente al otro. Joaquín le ensañaba cómo estaba quedando la suya y Alatz lo imitaba. Emilio en la punta de la mesa, con el pequeñito Ash parado frente a él.

Alan «corría» en su andador de un lado a otro por el comedor. El cachorro no lograba caminar todavía, pero gateaba mucho y era muy inquieto. No lo dejaban mucho en el andador porque eso no lo ayudaría a caminar, sólo lo usaban para mantenerlo seguro y que pudiera jugar sin tanta supervisión.

Emilio jugaba a que una toalla era una capa mágica. La puso sobre la cabecita del cachorro, haciéndolo reír. El Alfa fingió estar sorprendido cuándo la quitó y miró a los lados, colgando la toalla en el respaldo de la silla.

- ¡Joaquín! - llamó el Alfa asombrado - ¡Asher se volvió invisible!

Joaquín se rió y miró a los lados, evitando detener sus ojos en su cachorrito. Asher miraba a su papi con su dedito índice en su boquita, el pequeño oji-café sonreía.

- ¿Asher?, ¿dónde estás, cachorrito? - llamó Joaquín.

Asher volteó su cabecita, observando a su mami. Devolvió la mirada a Emilio cuándo éste preguntó dónde estaba. Asher se rió quitando el dedito de su boca y golpeando las rodillas de Emilio con sus palmitas.

- ¡Pa!

Mi lindo cachorrito...

- ¡Ahí estás! - celebró el Alfa y lo levantó en el aire, tomándolo por debajo de sus bracitos.

Asher soltó una carcajada, dejando a la vista sus poquitos dientes. Emilio le sonrió arrugando la nariz y lo bajó para darle un besito en la nariz. Asher se aferró al cuello de Emilio, escondiendo su naricita en él.

Emilio acarició la espaldita de su bebé, relajándose. Emilio volteó un poco para mirar a Joaquín y Alatz reír mientras conversaban sobre lo lindas que estaban quedando las macetas.

El ambiente se volvió agradable, todo parecía ser cálido y estar en calma.

Hasta que Alan estrelló su andador contra la patas de la mesa, sobresaltando a todos. Asher se separó de Emilio para mirar de dónde había venido el estruendo.

Joaquín vió a Emilio empezar a hiperventilar cuándo Alan se carcajeó y se movió en otra dirección para chocar con uno de los muebles del comedor. El cachorrito se rió otra vez. Alan había descubierto un nuevo juego... y a Emilio no le gustaba.

- No, cachorro. No nos chocamos contra los muebles. - habló Emilio.

Alan lo miró y se rió, golpeando sus manitos contra el andador.

- ¡Si!

Movió sus piecitos para que el andador fuera en la otra dirección. Emilio gimió asustado cuándo el cachorrito se estrelló contra la puerta cerrada del comedor.

- Alfa...- llamó Joaquín, viendo la mirada de su Alfa fija en las acciones de su hijo.

Asher se llevó dos deditos a su boca, mirando a su hermano ser un caos. Alatz le restó importancia, continuando con la pintura de su maceta. Alan hacía cosas cómo esas todos los días.

Se vá a lastimar, humano. Nuestro cachorro se vá a lastimar, haz algo. 🐺

- Se vá a lastimar... - murmuró Emilio.

- Calma, Alfa. Alan, sólo está jugando.

- Esa cosa podría voltearse ó... ¡Alan!

El cachorro se detuvo antes de chocarse con el mueble otra vez. Emilio miró a su Omega que le sonrió y bajó a Asher al suelo mientras soltaba un suspiro.

Alatz // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora