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Sexto mes🌹

— Entonces corrí lejos... — relató Alatz, moviendo un caballito de plástico por el borde la cama —. Y me perdí —. Alatz hizo que el caballito «cayera» sobre el colchón —. Me asusté, tanto, tanto. ¡Pero mami llegó después! — anunció el cachorro revelando un oso blanco de plástico y lo colocó junto al caballito.

Joaquín rió suave, viendo la euforia de Alatz por contarle a sus hermanitos cómo había conocido a su madre.

El Omega estaba sentado boca arriba en la cama, con varias almohadas de respaldo. Alatz arrodillado junto a la cama, usando el borde de la misma cómo escenario.

—... mami llamó a papá. Papi vino a buscarme después —. El caballito se fué con una oveja rosada —. ¡Fuimos a casa!, y mami no vino con nosotros...

Alatz pareció decepcionado, mirando al oso blanco quedarse solito.

— ¡Pero, pero, mami mandó una capa mágica! — saltó Alatz sobre sus tobillos y le ató un pedacito de tela al caballito —. La capa olía rico, ¡cómo mami!

Joaquín entrecerró los ojos para no perder el hilo de la historia, la parte que no conocía.

— Papi quiso quitármela. —. Alatz acercó a la oveja hasta el caballito, pero lo alejó rápidamente —. ¡Pero corrí a mi nido! —. El Alfita soltó una risita traviesa —. Y ya no pudo hacerlo.

Joaquín suspiró, mirando las manitos de Alatz mover los animalitos tan concentrado.

— Entonces... —. Alatz se detuvo a recordar con el ceño fruncido —. Mamá llegó a casa un día.

Alatz fingió que el oso caminaba hasta el caballito y la Oveja. Joaquín se mordió el labio.

— Y lo abracé, porque no estaba prestándome atención —. El caballito y el oso ahora estaban uno pegado al otro —. ¡Mami no dejo que papi nos alejara!

Alatz movió lejos la oveja y se rió haciendo al caballito y el oso «bailar», tarareando.

— Papi no sabía que mamá necesitaba que yo le ayudara a sonreír. — murmuró Alatz perdido en su historia — Mami se sentía sólo...

Joaquín respiró hondo tras la declaración de su cachorro, miró hacía arriba parpadeando para no llorar, ¿así lo veía su hijo?

— Mamá se fué después...

Alatz levantó el oso y lo miró unos segundos antes de bajarlo al suelo, dejando sólo al caballo y la oveja sobre el colchón.

El cachorrito suspiró y bajó sus hombros, tomó el caballito y lo acercó a la pancita de su mami.

— Yo lo esperé, todos, todos los días junto a la ventana —. Alatz movió el caballito hasta la oveja —. Sabía que mamá iba a volver por mí.

Joaquín sonrió al ver al oso volver al colchón. El oso, el caballito y la oveja fueron colocados en un círculo.

— ¡Mamá volvió!, y ya no se fué. ¡Nos quedamos todos juntitos!

Alatz juntó a los animalitos y levantó del suelo un zorrito y un conejo. Unió a los nuevos animales al grupo que ya había.

— ¡Entonces llegaron ustedes!

Alatz miró con una sonrisa a los animales y trepó por el colchón, quedando con su carita frente a la pancita de Joaquín.

— Es la mejor parte. — susurró el pequeño.

— Hola, amor. — saludó Joaquín, exhalando cansado.

Alatz // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora