Los niños reían, golpeándose con almohadas, era de madrugada y tal vez tanta azúcar no fué buena idea, excepto para Patrick, quién cayó dormido pronto.De todas formas, los abuelos de los cachorros se sumaron a la guerra de almohadas, aunque estuvieran cansados.
La guerra iba bien, hasta que Joel golpeó un poco de más a Rebecca, la Alfa le gruñó y comenzaron a pelear. Francisco negó cansado, no sabía cómo Nikolás y Eduardo lograban mantener la paz.
— Rebe, suéltalo. — demandó Laura, viendo cómo su nietita de 9 años reducía a su hermano contra el colchón.
— ¡No!, que me pida perdón.
— ¡Ya lo hice! — se quejó Joel.
— ¡Hazlo otra vez!
— ¡Por la luna, cachorra!, deja a tu hermano ahora. —. Rebe miró con el ceño fruncido a su abuela, sus ojitos brillaron. Se negó.
Joel le pidió ayuda a sus hermanas que corrieron a separarlos. Juan y Laura se metieron para poner orden.
Todos comenzaron a gritarse cosas, algunas oraciones terminaron en groserías y tirones de pelo. Los adultos tratando de parar a los Alfitas que no paraba de gruñirse.
Alatz miraba todo sentado a una distancia prudente, papi le había dicho que se abstuviera de peleas.
El teléfono comenzó a sonar, lo que pareció petrificar a todos. Los Barquín reaccionaron rápidamente, antes que los adultos, peleando por llegar hasta el aparato. Zoe llegó en primer lugar, levantando el aparato, luchando para que sus hermanos no se lo quiten.
— ¡¿Mami, eres tú?! — preguntó emocionada — ¡¿Cuándo vienes?!
— Oh, ¿Zoe? —. La sonrisa de la cachorra cayó —. Soy el tío Joaquín, mi amor. ¿Podrías pasarme con un adulto, cielito mío?
— ¿Dónde fueron papi y mami...? — cuestionó la niña con la voz bajita y rota —. Los extraño.
— Ou, mi amor. Te prometo que todo está bien, ¿um? Mamá y papá volverán pronto. Confía en mí, Alfita. —. Zoe miró con los ojos llorosos a su abuelo y le extendió el teléfono.
— Hola. — saludó Francisco.
— Hola, papá... no sé cómo decirte ésto, pero - — la voz de Joaquín se interrumpió por un grito.
— ¡Voy a dispararle yo mismo cuándo lo vea!, ¡le advertí que no más cachorros!
— ¿Joaquín?, ¿está todo bien?
— Um, sí. —. Joaquín susurró algo y nuevos gritos se oyeron—. Vas a ser abuelo. ¡Sorpresa! — dijo Joaquín sin gracia.
— Luna santa. — exclamó el Alfa. Mirando con sorpresa a todos a su alrededor —. Dame un segundo, cachorro.
El Alfa hizo un bailecito y susurró que un pequeñito iba a nacer. Todos comenzaron a festejar.
— Seh... No creo estar listo para ésto otra vez. — suspiró Joaquín — ¡Ouch!, ¡si vuelves a golpearme ya no seremos amigos, Diego!
— ¡Eres malo!
Francisco se rió y se despidió de su hijo, al cortar los niños se movían por el nido saltando felices.
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Alatz // Adaptación Emiliaco Omegaverse
Hayran KurguDónde el cachorro de Emilio reclama al Omega de Joaquín, cómo su mami. «Gracias por elegirme de entre todas las almas perdidas de éste mundo» Adaptación Omegaverse Autorizada Todos los créditos son de la autora original @Illbeyourlight_2809. Grac...