Dónde el cachorro de Emilio reclama al Omega de Joaquín, cómo su mami.
«Gracias por elegirme de entre todas las almas perdidas de éste mundo»
Adaptación Omegaverse Autorizada
Todos los créditos son de la autora original @Illbeyourlight_2809. Grac...
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Abdiel se movió emocionado hasta la puerta, la maestra lo tenía de su manito. Paseaba su mirada entre las personas, buscando a su mami.
- ¡Abdiel Osorio! - anunció la maestra y una mano se alzó entre la gente.
- ¡Aquí!
El pequeñito miró en esa dirección y sintió a su lobito chillar al ver a su papi. Se despidió de su maestra corriendo hasta los brazos de papi, haciendo su mochilita saltar.
- ¡Papi! - chilló el Alfita y tomó la mano de Emilio.
- Hola, mi amor. ¿Cómo te fué hoy?
Ambos comenzaron a caminar a la salida del kinder, Emilio apretando un poco la manito de su cachorro cuándo llegaron al estacionamiento, para que por nada se soltara.
Abdiel solía ser impredecible.
- ¡Y la maestla no me cleyó que supia leer!
- ¿No te creyó?, ¿y tú que hiciste? - preguntó Emilio llegando al auto.
- Nope. No me cleyó. ¡Y le leí!, y ya me cleyó.
Emilio tarareó y abrió la puerta delantera del auto, revelando a su Omega en el asiento del copiloto.
- ¡Mami si vino! - festejó el castaño. Emilio lo tomó por debajo de los bracitos y lo sentó en las piernas del Omega.
Joaquín le besó repetidas veces las mejillas, haciéndolo reír. Abdiel suspiró y se tiró hacía adelante, acariciando el pecho de su mami con su naricita.
- Supongo que fuí desplazado otra vez. - bromeó Emilio entrando al auto y abrochando su cinturón.
Joaquín lo imitó, pasando el cinturón de forma que su hijo y él quedaron agarrados.
- Recuerda cómo es el trato, Abdi. Puedes sentarte con mami hasta que tengamos que entrar a la avenida, luego te pasas atrás, a tu sillita, bebé. - recordó Emilio encendiendo el auto -. La sillita te mantiene seguro.
- No. - gruñó el Alfita, apretando su agarre en la ropa de su mami.
- Abdi, ¿es correcto gruñirle a papi?
- No, mamita. - murmuró - Pero, pero yo viajo con mami, no papá.
- Vamos cachorro, no puedes acaparar a tu madre todo el tiempo. Papá también necesita mimitos. - se quejó Emilio.
El pequeño gruñó bajito, mirando de reojo a su padre. Joaquín acarició su cabello, siseando.
- Tranquilo. - pidió Joaquín - Nadie vá a robarme, esté ó no contigo sigo siendo tu mami, cachorro.
