Capítulo 36 Señora Lestara

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Capítulo 36

El día después de su rescate Sona despertó, aliviando el corazón de su madre y su novio junto con el puñado de personas que estaban al pendiente de ella, basados en los registros que dejaron en su mente películas y series temían que la pianista cayera en un coma por semanas o meses debido al Shock o decidiera inconscientemente que no quería enfrentar la realidad, afortunadamente todo aquello era muy dramático y después de descartar violencia sexual todos sintieron que podían respirar más tranquilos, basados en el perfil preliminar que tenían de su secuestrador la cosa probable es que hubiese abusado de ella.

Para Lestara esos primeros tres días fueron un gran problema, Lestara sabía las consecuencias de haber involucrado a los medios, todos se preguntaban qué había pasado ¿cómo se resolvió todo? Pero finalmente dejaban de preguntarle a ella cuando se enteraban de que la pobre chica aún no salía del hospital.

El comunicado general es que el sospechoso había escapado antes de que llegara la policía, no había forma de poner un chivo expiatorio en este caso tan mediático, muchas veces los aficionados terminaban por descubrir fácilmente la trampa, aunque la idea inicial era simplemente culpar a un criminal con sentencias similares, pero no querían protestas más tarde, ni tampoco liberar datos reales del caso sin involucrar a los Marai, tanto la policía como la fiscalía caminaban sobre hielo delgado tratando de apaciguar la curiosidad que se transformaba en demanda de la gente.

Solo esperaban que con él tiempo las cosas se calmaran.

Lestara por supuesto no estaba dispuesta a aceptar esa realidad fácilmente, pero fue Jarvan, en persona quien la visito a aclararle las cosas y advertirle.

-entiendo tu sentir, en tu lugar estaría dando casería al maldito bastardo, pero tú no eres yo, tu hija sigue allí gracias a dos apellidos influyentes, indirectamente también gracias a la chica de los Marai, si los expones, sabes que Swain y yo no podemos ponernos de tu lado y también sabes que tu apellido no es suficiente por sí solo, no quiero que mueras imprudentemente y arrastres a tu hija contigo- las palabras fueron contundentes y a pedido de Jarvan Darius le entregó toda la información que tenían.

En cierto sentido, aunque no dejaba de hacerla sentir enojada se sentía más tranquila sabiendo que el nombre del loco bastardo de Jhin sería revelado al público por la policía más adelante. Aunque estuviera bajo las alas de los Marai no podría ver la luz del sol fácilmente.

Llego un momento en el que Lestara por más adolorida que estuviera tuvo que aceptar la realidad, ella misma había vivido a costa de retorcer y jugar con el sistema, cada vez que Jarvan las cagaba era cuestión de mover un par de fichas para que el crimen desapareciera, era hipócrita querer justicia ahora, esto probablemente era karma, y que bien lo hizo el destino en ensañarse con la única persona preciada para ella, tendría que vivir con eso desde ahora, con el conocimiento de que no tenía derecho a quejarse porque el secuestrador de su hija tuviera protección.

Ella no era ninguna justiciera.

Así que la mañana en la que su hija le dio el alta lo primero que hizo fue dejar su carta de renuncia sobre el escritorio del despacho privado de Jarvan.

No pretendía expiarse con ello, pero por lo menos iniciaría siendo más honesta consigo misma y con sus deseos, siempre quiso terminar con ese trabajo cuando encontró vacío su aporte al crecimiento político de Jarvan, cuando dejo de importarle Swain, en vez de dedicar su vida a algo que ni siquiera necesitaba ya; el dinero, debería terminar de dar sus esfuerzos para el real apoyo de su vida; su hija.

-está todo listo señora Lestara- una enfermera se acercó a ella con un paquete de hojas que debía firmar antes de salir.

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Señas  (SonaxDraven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora