7. Juguemos... a descubrir un secreto

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Zhan suspiró cuando llegó de nuevo a su cuarto. El día había estado bastante agitado y aún le confundía Wang Yibo. No podía terminar de descifrarlo y aunque no quería pensar demasiado en él, su mente recordaba una y otra vez lo que había pasado en el club. ¡Rayos! Ese hombre era todo un caso. No se comportaba como se supone debería de ser, no lo trataba como se supone debería hacerlo.

Su vista, de pronto cayó en su maleta que no había desecho desde hacía dos días y fue a tomarla en busca de un retrato realmente especial. Lo llevaba consigo todo el tiempo, pero siempre estaba oculto.

Ese mismo retrato había estado en su buró hacía algunos años a la vista de todo mundo y era lo más normal de ver en la habitación de un chico, pero después de aquel día en que su vida cambió, de pronto ya no parecía correcto tenerlo a lado de su cama, sin contar que la persona que salía en ella ya no quería tener nada que ver con él.

Muchas cosas cambiaron desde que había dejado aquella habitación hacía seis años, pero había otras que no, como el latir triste y las ganas de llorar cada vez que miraba ese retrato. Con un suspiro, lo guardó al fondo de su mesa de noche y se dio una ducha. Quería salir y olvidar por una noche todo lo que era su vida en ese momento.

Se arregló como tiempo no lo hacía. Antes de salir, tomó el pequeño frasco con pastillas rojas que Luo Yunxi le había dado y tomó una de ellas guardando muy bien aquel frasquito.

-Wow, Te ves realmente muy guapo- alabó su madre cuando lo vio bajar las escaleras, pero su mirada tenía una nota crítica.

-Wow, Te ves realmente muy guapo- alabó su madre cuando lo vio bajar las escaleras, pero su mirada tenía una nota crítica

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-¿Pero?- preguntó Zhan intuyendo la respuesta.

-No es tu estilo, cariño- dijo la mujer. Zhan evitó rodar los ojos ante el comentario - ¿A Emn le gusta que te vistas así? – preguntó.

-No entiendo que tiene de malo, madre- Zhan comentó casi retando a la mujer.

-No te enojes, Zhan – trató de calmar a su hijo -, pero es que vestido así pareces un...

-¿Hombre?- preguntó Zhan cuando la mujer no encontró la palabra correcta.

-Bueno, pues sí- confirmó su madre.

-Aunque siempre lo olviden, soy un hombre, madre- contestó Zhan con los dientes apretados.

-Eres un doncel -contradijo la mujer – El más hermoso que he visto en mi vida. Vestido así, pareces sólo un hombre.

Zhan suspiró frustrado -Se me hace tarde, madre. No me esperes despierta- dijo por último, ignorando el consejo de su madre de que se cambiara aquella ropa y salió directo a su auto.

Manejó un rato, salió de aquella zona de lujos hasta que encontró un local que le llamó la atención. El ambiente se veía alegre, con mucha gente y algo exclusivo, por lo que aparcó y sin problemas entró. Guardó el anillo de compromiso en su chaqueta y se dispuso a disfrutar de la noche.

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