6. Juguemos... al doctor

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En una clínica, en una sala de espera, se encontraba un pequeño doncel de cabello negro jugando nerviosamente con sus dedos, a su lado, su madre con un semblante altanero se entretenía a esperar su turno hojeando una revista rosa.

El rostro del doncel se mostraba serio, aunque por algunos gestos, se podía adivinar que, a pesar de ser atractivo con ese semblante decaído, tenía una hermosa sonrisa adornada por un par de hoyuelos. La recepcionista los había visto quedando sorprendida de la belleza y ternura que el joven azabache desplegaba.

Meng Ziyi estaba haciendo su servicio como recepcionista de la clínica, su especialidad en donceles le había ayudado a obtener un puesto temporal que esperaba que muy pronto se convirtiera en su empleo fijo como doctora de aquella clínica de alto prestigio.

Meng Ziyi estaba haciendo su servicio como recepcionista de la clínica, su especialidad en donceles le había ayudado a obtener un puesto temporal que esperaba que muy pronto se convirtiera en su empleo fijo como doctora de aquella clínica de alto ...

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Ziyi, desde su corta edad y cuando aprendió que había donceles en el mundo, quedó fascinada por aquellos hombres con un segundo género. Su belleza siempre le había atraído desde muy joven, sin contar la maravilla de que un cuerpo masculino pudiera tener la cualidad de engendrar vida. Sin duda, disfrutaba de su trabajo, aunque a veces se sintiera un poco frustrada.

A Meng Ziyi no sólo le interesaban los donceles, a ella le gustaban, gustar de verdad. Su sueño era que alguno de ellos la mirara a ella como una posibilidad. De hecho, su jefe y dueño de la clínica, Luo Yunxi era su amor platónico; cada vez que miraba al joven y hermoso doctor, el cual también era doncel, no podía reprimir sus suspiros y el hecho de que no intentara llegar a algo más con su jefe, era porque este era un doncel felizmente casado con un pequeño de cinco años.

La chica de ojos grandes y redondos suspiró saliendo de sus sueños cuando la campanilla de la entrada repiqueteó avisando que un paciente había entrado, por lo que preparó su mejor sonrisa y tomó el formulario obligatorio para dar la bienvenida al desconocido, pero aquel saludo quedó atorado en su garganta cuando encaró al joven frente a ella. El doncel era muy alto, pelo azabache como el de ella y unos hermosos ojos almendrados profundos y oscuros; las facciones finas adornaban a un par de labios abultados y rosados, pero lo hipnotizante era el lunar bajo estos, un toque soberbio en un rostro ya de por sí perfecto.

-Hola- el chico soltó con un tono un tanto dudoso al percatarse de que la chica frente a él no profería palabra alguna – Ejem – se aclaró la garganta ruidosamente.

-Ehm, hola, sí... bienvenido a la clínica Lotus Pier, especialistas en donceles. ¿En qué puedo ayudarle?- preguntó Ziyi saliendo de su estupor, pero sin poder controlar el colorete en sus mejillas, situación vergonzosa que empeoró cuando aquel joven la miró sonriendo... podría jurar que con una sonrisa coqueta, aunque Ziyi dudaba que algún paciente de ahí le coqueteara. Todos los donceles eran lindos cuando sonreían, por lo que trató de calmar su alocado corazón.

-Mi nombre es Xiao Zhan, tengo cita con el doctor Luo Yunxi a las 17 horas- informó Zhan sonriéndole a la chica que estaba colorada.

Con manos temblorosas, Ziyi buscó en la computadora encontrando el registro – Llene el siguiente formulario, por favor y tome asiento. Pronto lo llamaré.

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