14. Juguemos... a que no siento celos

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Grumpy Cat:

Hola!!!

 ¿puedo pasar a tu oficina a recogerte?

Salí temprano de la uni y necesito unos besos

XOXO

15:05

MI Novio:

Ahora no, voy a una reunión.

Tal vez en la noche.

15:45

Haikuan soltó el celular de manera estrepitosa con el ceño fruncido sin pestañear ante lo que veía.

Yizhou había llegado hacía más de una hora y no se despegaba de su nuevo asistente. Incluso estaba fingiendo no saber cómo usar la impresora, aprovechando la oportunidad se acercaba de más al pequeño doncel quien con total inocencia trataba de explicar su manejo al peor alumno de la historia, porque el mayor no hacía más que mirar con descaro el cuerpo del contrario sin prestar atención, aunque sin tocar.

Haikuan suspiró cuando se percató que mantenía los puños fuertemente apretados y trato de relajarse, pero entonces, sutilmente el aroma tenue y dulce del doncel se metió por sus fosas nasales y la urgencia de arrojar a Yizhou fuera de la oficina se incrementó. ¡No!, él no podía pensar así. Él no podía sentirse así.

Haikuan entró al baño de la oficina un tanto asustado de aquello que se colaba en su mente cada vez que estaba junto a su tierno y dulce asistente. Sujetaba con fuerza el lavamanos intentando evocar la imagen de Cheng buscando familiaridad y confort que terminó encontrando cuando el bello loto le sonreía en sus recuerdos.

"¿Qué diablos te sucede?! Preguntó al reflejo y palmeó sus mejillas sin comprender realmente aquello que su asistente provocaba a su cuerpo y a su mente. "Cheng, Cheng, Cheng" Repitió en su mente como un mantra para tomar valor y salir del cuarto de baño, aunque el intento quedó en el olvido cuando miro la mano de Yizhou sutilmente en la cintura de A-Jin hablándole muy cerca del oído ajeno.

-Deja de tontear, Yizhou, tienes una reunión en media hora, deberías estarte preparando.

La voz de Haikuan sonó hostil y molesta haciendo brincar a ambos escuchas.

-Y tu, A-Jin, deja de caer en las mentiras de mi primo, él sabe el funcionamiento de esta oficina tanto como tu. No seas tan iluso.

Zhu Zanjin se alejó un par de pasos de Yizhou con la cara completamente roja y mirando hacía el piso al sentirse regañado y engañado. -Lo... lo siento, señor. – Tartamudeó conteniendo las lágrimas sin mirar a ninguno de los hombres.

Tenía dos semanas en ese lugar como asistente de Haikuan y sorprendentemente, Zhu se sentía cómodo y feliz en ese ambiente a pesar de que sus dos jefes eran hombres y esta era la primera vez en que aquel que había tomado como el mejor jefe del mundo lo reprendía tan seriamente.

Yizhou miró con pena al doncel, si bien le gustaba tontear con él y ponerlo nervioso para ver el sonrojo en sus mejillas, embobarse con los hoyuelos en estas cada vez que le sonreía, jamás fue su intención burlarse de él. Con molestia se giró a ver a su primo y entró a su oficina azotando la puerta de esta en un intento de que el doncel no los escuchara.

-A ti, ¿qué mierda te pasa? No tenías que hablarle de esa forma- Yizhou golpeó la superficie del escritorio- No tenías por qué regañarlo ni humillarlo así.

-Pues deberías de comportarte dentro de la oficina- se defendió Haikuan a pesar de saber que su primo tenía la razón y por un momento no comprendió su comportamiento del todo. Sabía que Zhu Zanjin no tenía la culpa de los coqueteos de Yizhou- Debes de respetarlo. Lo prometiste.

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