El rizado golpeaba fuertemente el saco de boxeo mientras su mirada se encontraba centrada en los nudillos, ya con lastimaduras o morados tras las vendas. Corrió con una de sus manos los rizos que se habían adherido sin permiso en su frente gracias al sudor.
— ¡Aarón, ya vete a casa que voy a cerrar el gimnasio!
El ojiverde se incorporo y respiro profundamente llevando ambas de sus manos a su cadera, viro su vista observando a su padre recogiendo algunas cosas de su oficina un tanto apurado. Su vista fue directo al reloj, el cual se encontraba en la pared opuesta, este marcaban las siete y cuarto.
Mierda.
Un poco alarmado camino hacia los baños del gimnasio metiéndose a una de las duchas dándose una rápida. Maldijo en voz baja, había quedado con su novia en el bar con sus otros amigos, sin duda Molly lo jodería con sus celos, o porque siempre le recordaba que dedicaba mucho tiempo de su vida a algo que no le daría dinero ni fama.
»¿Por que tanta prisa? —pregunto Jeff con una sonrisa viendo como su hijo corría hacia el bolso que había traído, colocándose el vaquero oscuro y la camisa blanca.
—He quedado con Molly —espeta el rizado y su padre asiente mientras el chico ata sus cordones.
Jeff cruza sus brazos observando al muchacho frente a sus ojos. Esta claramente orgulloso de lo que ve, orgulloso de como lo crió y orgulloso de como ambos habían salido adelante a pesar del acontecimiento de la madre de Aarón una vez que esta muriera.
—¿Llegaras a casa? —pregunta Jeff, el rizado ya listo se pone de pie.
—No lo se, papá. Te mandare un mensaje si me quedo en otro lugar, no te preocupes por mi —y sin mas que agregar corre a la salida —. ¡Recuerda llevar mi bolso! —grita antes de colocarse su chaqueta negra.
Camina a paso rápido hacia su motocicleta, la cual aprecia como su vida, cual lleva el nombre de nena, un poco estúpido a decir verdad pero a Thompson no le importa las opiniones de los demás. Hace rugir la misma luego de colocarse el casco y parte hacia el bar donde todos—por cierto—deben estar esperándolo y fulminarlo a preguntas.
El bar es conocido ya para los ojos del rizado. Ya ha perdido la cuenta de las veces que lo había visitado, ya sea solo o acompañado. La música alta taladra sus oídos, y aunque hubiera preferido en ese momento estar en su casa durmiendo ya que a decir verdad no se sentía de un gran humor para soportar a sus amigos ni a su novia, al menos esta noche.
Aarón se ve obligado a caminar donde todos los esperan y agitan sus manos en busca que el rizado se acerca. Este roda los ojos, eran apenas las siete treinta y la mitad de sus amigos estaban ebrios.
Visualizo a la joven y hermosa rubia de cuerpo y actitud perfecta en la esquina del sillón entablando una conversación animadamente con Mike, se acerca a su novia, se sienta junto a ella y la atrae hacia el de la cintura robando la atención de todos allí. Y haciendo que los presentes soltaran gritos y silbidos.
El beso dura hasta que Molly golpea el pecho de Aarón pidiendo oxigeno, y aunque este no la quiera soltar sabe que debe hacerlo y así lo hace. Se incorpora nuevamente pasando un brazo por los hombros de la rubia.
—¡Ay Ari! ¿Acaso no hay beso para tu amante? —dijo Elliot a su lado.
—Tienes cara de que tuviste sexo ayer ¿Le diste una buena cogida a Becca, eh?
Elliot se acerca rápidamente al ojiverde golpeando fuertemente su brazo, Aarón chilla por la sorpresa a medida que el morocho se acerca a su oído no sin antes verificar que nadie los haya escuchando, y visualizando que Becca no estuviera a su lado.
ESTÁS LEYENDO
TODO POR TI
Teen FictionAarón Thompson es conocido en la escuela por su fama de chico malo, y dentro del ring, como el mejor boxeador de la ciudad. Y Dylan White, Dylan simplemente es su próxima presa, un estudiante que al morir su padre, junto a su madre y hermana han to...