Epilogo Alternativo.

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Dylan coloco la ropa bien de su atuendo, después de siente años, aquel le quedaba perfecto aunque un poco apretado, suspiro en lo alto a forma de frustración caminando a paso lento hacia el gran armario en donde de allí saco el esmoquin blanco, después de todo festejar los cinco años con su chico valía la pena.

—¡Dylan llegaremos tarde!

El ojiazul rodó los ojos ante la exclamación de la sala de abajo, y rápidamente coloco los pantalones y el traje en su dorso acomodando rápidamente la corbata, tomo el celular de la mesita de noche para luego armar su cabello hacia arriba, dejando su frente al aire. Y bajo apresurado por las escaleras.

—¿Que? Oh no, Dylan. Celulares no— exclamó el chico, pero antes que el castaño pudiera quejarse, el ya tenía el celular en sus manos, apagando el mismo.

—¡Pero me pueden llamar de la compañía!—demando en un reproche White.

Rápidamente el otro se acerco juntando sus labios en un rápido beso, lo que logro callar a Dylan por unos segundos, gustoso siguiendo el beso, para luego hacer un moin con sus labios, una vez que se separaron.

—¿No lo puedo llevar en el bolsillo?

Observo como el otro se daba la vuelta dándole así la espalda y caminando rápidamente hacia la gran chimenea dejando ambos móviles encima de la repisa, haciendo que Dylan bufara.

—Solo por esta noche, muñeco.

Dylan bufo achinando sus ojos para luego sonreír.— Eres un mal marido, Ryan.

El ojimiel rió ante la aclaración sujetando al castaño de la cintura y atrayendolo a el, para besar nuevamente sus labios.— Con este mal pero realmente sexy marido hoy cumples cinco años.

White rodó los ojos divertido para luego besar la punta de la nariz del ojimiel.— Egocéntrico.

—Pero todo tuyo, jefe.

El castaño sonrió.— Todo mio—afirmo.

*

El ojimiel baja del auto rápidamente rodeando este, abriendo a su paso la puerta del castaño permitiendole su brazo para bajar, cosa que este último ríe ante la acción.

—Creo que nos estamos tomando este día demasiado enserio—murmuro Dylan rodeando su brazo con el de Ryan.

—Deja de arruinar el momento, Dylan—exclamo el ojimiel—. Esta noche es muy especial para mi.

—¿Por que te gusta el número cinco, y cumplimos cinco años?—pregunto el castaño alzando una ceja.

—No, porque me gustas tu—afirmo Ryan.

Dylan sonrió rodando los ojos divertido, a veces el ojimiel podía ser demasiado adorable en los sentimientos, como también tenía sus días de "No me toques, no me hables, no me mires", y eran pequeños gestos que el ojiazul había admirado después de todos los años que mantenían su relación.

Ambos caminaron juntos hacía dentro del restaurante, en donde observo como dos pequeños corrían por su lado riendo, Dylan los observo sonriendo mientras tanto escuchaba un grito a sus espaldas, ambos giraron su vista hacia el rubio alto de ojos zafiro que salia corriendo del restaurante detrás de los niños que corrían lejos del mayor, riendo en lo alto.

El ojiazul sonrió al observarlos, Ryan al notar el la mueca del castaño apretó su mano devolviendo una amplia sonrisa. Hacia ya mucho tiempo que estaban discutiendo el tema de la adopción, y después de hacer tanto papeleo, las cosas estaban ya casi arregladas, solamente faltaban pocos detalles para que la pareja tuviera una pequeña criaturita en sus casas.

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