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—¿En serio no quieres que te acompañe?—pregunta James.

El rubio se encuentra sentado en el sillón junto a Molly observando al castaño colocarse la chaqueta y su gorro de lana gris. Dylan niega por vigésima vez desde que llegaron.

—Si tienes miedo que raye el auto de tus padres, no tengo problema, iré en aut-

—Dylan sabes que ese no es el problema—murmura la rubia.

Dylan la observa, aun sigue molesto por ella por alguna extraña razón. El castaño al finalizar la llamada con el rizado lo primero que hizo fue llamar a su rubio amigo, aunque nunca había nombrado la presencia inservible de Molly en su casa.

—Solo necesito que cuiden a Lucy unos instantes, juro que estaré aquí rápidamente. Pero es urgente y necesito su ayuda ¿Pueden hacer eso por mi?

Los dos rubios lo observaron, y asintieron. James arrojo las llaves de la camioneta de sus padres, las cuales Dylan atajo y le susurro un gracias sonriendo ampliamente, el rubio asintió restandole importancia al tema, aunque este era grave, si sus padres se llegarían a enterar que la camioneta estaba en manos de un extraño seguramente lo matarían.

—Juro que no tardare nada. Solo se quedan aquí sentados observando la tele si quieren. Y cuiden a Lucy no les pido nada mas.

—¿Y si tu madre llega antes?

Dylan camino hacia la mesa de la cocina colocando su móvil en el bolsillo trasero de sus jeans, ya listo camina hacia la salida.

—¡Inventa una excusa, Smith!—exclama el ojiazul saliendo de la casa.

La fría noche asecha contra el cuerpo del castaño, el cual corre hacia la camioneta del los padres del rubio. Una vez sentado en el lugar del copiloto y comprobar que todo este listo, arranca el motor adentrándose por las calles de la ciudad.

Apartando unos segundos la vista de la carretera chequea el celular, y el GPS de por si, el ojiazul ni siquiera a dado un pequeño tour por la cuidad, lo que aquello en la larga como ahora, trajera desventajas. Agradeció en lo alto a la tecnología.

Media hora después y con miles de inconvenientes aparco la camioneta, observo el club a media cuadra. La música se escuchaba desde donde se encontraba, y las luces fluor bailaban en la entrada dando una bienvenida a sus clientes.

—En que me he metido—susurra el ojiazul golpeando su cabeza contra el volante.

Una vez que el castaño consigue el suficiente valor para bajar del vehículo camina a paso lento hacia el club, y bufa entre dientes al ver a dos guardias parados en cada extremos de la puerta. Con la sonrisa mas falsa se acerca a ellos.

—¿Carnet de identificación?

El castaño frunce el ceño, al no saber que era lo que los otros pedían, pero en cuanto los guardias comenzaron a dudar, y el ojiazul ya estaba preparado para irse, visualizo la figura dentro del lugar, la cual se acerca hacia ellos.

—Oh ¡White!, dejenlo muchachos, el viene conmigo—exclama el morocho con una sonrisa.

Dylan balbucea unas palabras, y aunque ya iban varias semanas que concurría al gimnasio no era una buena forma atacar al morocho. Y antes que pueda resistirse Cox lo cincha dentro del club. Elliot le sonríe maliciosamente soltando su brazo cuando ya se encuentran adentro.

—¿Donde esta Aarón?—pregunta firme el castaño asombrándose el mismo por la claridad y confianza que salieron estas palabras de su boca.

—¿El marica de Aarón? Esta por allá— Cox exclama apuntando a uno de los rincones del lugar—. Mala idea haber tirado el sobre, MariDy—murmura el Elliot antes de marcharse.

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