30(Parte 3)

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Jeff y Alice ingresaron a la habitación una vez que el ojiazul por fin había salido de ella acercándose a paso rápido hacia su familia y amigos.

Una vez dentro de la habitación y cerrar esta, ambos observaron el cuerpo del ojiverde visualizando hacia el techo, pensativo, sin apartar la mirada del lugar, contando las separaciones y las marcas que tenía este.

Jeff se aproximo hacia el rizado, hasta marcar un espacio accesible entre ambos, suspiro en lo alto, para luego cruzarse de brazos.

—Hemos estado visitándote desde el momento que ocurrió el accidente—comenzó el mayor.

Aarón asintió sin responder, aunque aquello golpeara sus sentimientos, después de todo, ya hacia demasiado tiempo que no había mantenido relación ni charla con el mayor. Pero su orgullo era mayor a cualquier cosa.

—No puedes estar en silencio siempre, hijo—exclamo la mujer a su lado.

El rizado largo una carcajada, sacando la mirada del techo para pasarla a la castaña a un metro de el.

—¿Disculpa?—murmuro—.Yo no soy tu hijo. Y ni cerca estas tu de ser mi madre.

Jeff rodó los ojos algo impaciente por los comentarios del rizado.

—Aarón, debes comprender como un adulto, y entender la situación—demando el mayor.

Aarón sonrió incrédulo negando con su cabeza.

—¿Que quieres que entienda?—murmuro—. ¿¡Que fue mas fácil decirme que ella estaba muerta a decirme que estaba desaparecida!?—exclamo alterado.

Los mayores guardaron silencio, a medida que el rizado limpiaba con dramatismo las lagrimas de furia que ya habían salido de sus ojos esmeralda. Se recostó mejor en la cama sin apartar la vista de Alice y Jeff. Y luego de varios minutos en donde el silencio reino en el cuarto buscando las palabras precisas la castaña suspiro.

—Cuando tu habías cumplido los cuatro años de edad, tu padre y yo estábamos en constantes peleas de pareja, cada cosa que uno hacia mal desataba confusión viniendo mas peleas al asunto—comenzó la mujer.

Jeff suspiro en lo alto sabiendo que tenia que seguir con la historia.-Una vez... cuando regrese de dejarte en la casa del tío Sam, pase por la cantina y me embriague con los muchachos. Luego de eso decidí ir a la casa, había comprado un ramo de rosas para tu madre.

—En ese entonces, yo cometí demasiados errores—prosiguió Alice—.Me hablaba con un chico de mi trabajo, aquella noche sabia que Jeff no iba a regresar hasta tarde... ese día invite a aquel chico a la casa... bebimos demasiado a decir verdad, estábamos solos... y eramos jóvenes.

—Una vez que regrese y abrí la puerta, esta se encontraba cerrada-continuo el mayor-.Raramente cargaba las llaves en el bolsillo de mi campera. Y entre, pensaras que estoy loco, pero sabia que algo malo estaba sucediendo... subí las escaleras lentamente, con el ramo en mis manos... camine por el pasillo hacia mi habitación... y tu madre... ella estaba en la cama...

—¿Te acostaste con el... en su cama?—pregunto asqueado el rizado—. ¿¡En verdad lo hiciste!?—grito histérico—.¿¡En nuestra casa!?—finalizo sin disminuir el tono de su voz.

Alice bajo la mirada desconcertada.

—No sabia lo que hacia, en verdad no me hubiera imaginado lo que pasaría luego. Yo en verdad... no lo quería...

—Me volví loco—continuo Jeff como si la conversación que tenia Aarón con la castaña no hubiera existid—.Tire el ramo al suelo, aquellas rosas se las iba a dar como signo de perdón por todas las cosas que estaban ocurriendo. Golpee al tipo, hasta creo que de tantos golpes lo deje en coma. Y dios mio, estaba tan furioso... eche a Alice de casa, no quería volver a ver su rostro nunca... jamas.

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